Por: Fernando Espinoza
La posibilidad de que los argentinos hayamos podido presenciar un gran debate, en el marco del primer balotaje presidencial de toda nuestra historia, habla muy bien de nosotros como sociedad.
La democracia y el sistema político en su conjunto están robustecidos luego de la iniciativa que presenciamos hace algunas horas, transmitida prácticamente por cadena nacional y, según indican las mediciones, habiendo batido un récord de encendido de las pantallas en los hogares de todo el país. Es decir, la ciudadanía está entusiasmada y quiere escuchar de los propios candidatos los distintos posicionamientos en torno a temas estratégicos.
Como argentino y peronista, militante político y hombre de la democracia, celebro la instancia en la cual Daniel Scioli y Mauricio Macri pudieron confrontar libremente sus ideas, proyectos y visiones de país.
Porque, en definitiva, de eso se trata. Cuando los argentinos concurramos a las urnas el próximo domingo, estaremos eligiendo entre dos modelos de país bien diferenciados.
Una propuesta en donde el Estado siga jugando un rol central en la organización, planificación y desarrollo de la nación (Daniel Scioli); o una alternativa donde sea el mercado, en términos amplios, el que termine deviniendo en el gran arbitro de las cuestiones más sensibles que hacen a la vida y funcionamiento de un país (Mauricio Macri). Un Estado presente, que trabaje para la generación de más riqueza pero a su vez en la redistribución de la misma (Scioli); o un Estado que mire para otro lado, en cuanto a la defensa de los intereses de las mayorías y vuelva a sobreponer el interés egoísta por sobre el bien común (Macri). Finalmente, un modelo de país en donde la Política conduzca a la Economía (Scioli); o un país en donde el poder económico concentrado dicte reglas y procedimientos al Estado nacional (Macri).
Tuve la oportunidad y el privilegio de presenciar el debate en vivo y en directo, desde la Facultad de Derecho. Realmente vi en Daniel Scioli (y no sólo por la solidez en sus propuestas sobre desarrollo económico, educación, seguridad, derechos humanos, y fortalecimiento democrático) a un dirigente aplomado, en su mejor momento para enfrentar al desafío más grande de su vida.
Daniel se preparó desde siempre para este gran reto. Y el debate de anoche así lo dejó demostrado. Scioli salió al escenario con la seguridad, la solvencia y la humildad que siempre lo caracterizó, demostrando por qué es el hombre que la Argentina precisa para esta nueva etapa. Etapa repleta de oportunidades, pero también de enormes desafíos que precisarán de dirigentes y equipos idóneos para el manejo de la cosa pública.
Hay cuestiones que no se pueden transmitir con palabras. Por eso mi más profundo deseo como hombre del peronismo, es que los millones de argentinos que siguieron el debate desde sus televisores, computadores y celulares, hayan percibido lo mismo que yo, cuando reconfirmé mi convicción de siempre: Daniel Scioli será el próximo Presidente de este hermoso y queridísimo país.