Por: Adriana Lara
El tema de las calificaciones escolares irreales irrumpe en los medios a partir de un caso que se hizo público: en la Secundaria N°12 de Moreno un director firmó una nota en donde se solicita al personal docente de la escuela que pase por alto la situación de los alumnos que no están en condiciones de aprobar el segundo trimestre al evaluar “para no perjudicarlos”. Es una noticia absurda, pero verdadera. Otra vez, desde los medios, queda al descubierto la necesidad de cambio que la escuela necesita y pide hace años.
La medición científica de los aprendizajes que se realizan en la escuela aún está estructurada en torno al sistema de calificaciones. Existen trimestres, notas, promedios, boletines. No han cambiado los horarios de ingreso a los establecimientos, las edades correspondientes a la división en años, la cantidad aproximada de materias consideradas como indispensables para la formación de la cultura general, el simple hecho de tener que estar sentado ante una mesa, poseer carpeta o usar lapicera para poder escribir lo que se copie en el pizarrón o se dicte, la existencia de los recreos; la escuela tal como la conocemos desde hace veinte, treinta o más años continúa allí, idéntica en muchos sentidos. La comunidad educativa entera funciona con sus reglamentos explícitos y con los ocultos (los no dichos en voz alta, pero no menos legítimos e importantes que los otros). Sin embargo, entre lo que es al parecer inalterable, muchas otras cosas sí han cambiado.
En primer lugar, a la escuela, en la actualidad, no sólo se va a aprender. Los alumnos van a comer, a jugar, a socializar con sus pares, a pasar el tiempo ahí adentro. La obligatoriedad de la escuela secundaria ha incluido a miles de jóvenes que no hubieran continuado ese trayecto, y ése ha sido un cambio muy positivo. Sin embargo, lo que debería haberse convertido en la oportunidad de profundizar las habilidades adquiridas muchas veces se va desvirtuando y a la hora de calificar se llega a situaciones como la mencionada al principio. Otra de las cosas que ha cambiado es la concepción que la sociedad tiene del saber, de lo que significa aprender, la premiación del esfuerzo personal, el esmero, la dedicación al estudio, la consideración del aprendizaje como medio para alcanzar la realización personal. Los modelos de éxito divulgados por los medios de comunicación poco tienen que ver con los que se proclama desde la escuela. Sentarse ante una mesa a comprender una consigna, escribir correctamente un texto, leer comprensivamente, realizar operaciones matemáticas, prestar atención durante mucho tiempo no tienen que ver con la satisfacción inmediata y superficial sino con una labor que demanda esfuerzo, atención y responsabilidad.
Hay que adaptar la escuela a la realidad. Es necesario e imperioso realizar cambios para solucionar problemas que cada vez se están haciendo más graves. No sólo se pierde tiempo a causa de los paros, del ausentismo docente, de los problemas de luz, gas o agua. Y el tiempo que se pierde es, justamente, el que debería haber sido utilizado para aprender lo que debe ser evaluado.
El cierre de los trimestres en las escuelas muchas veces encierra un dilema. Muchos alumnos se han esforzado, tienen sus carpetas completas, han venido puntualmente a clases, han cumplido su rol de alumnos. Es fácil calificarlos. A Fulanito y Menganito, que no se han desempeñado de la misma manera, se les da otra oportunidad: se llama a las familias, se dialoga con ellas para que ayuden a cambiar la consideración que tienen sus hijos de la importancia de aprender. ¿Cómo se califica el mero hecho de estar en la escuela, si no se ha aprendido porque no se ha estudiado? Se despliegan estrategias, se diseñan actividades especiales para ellos. ¿Y si continúan sin cumplir el rol de alumnos? ¿Deberían ser aprobados como si hubieran aprendido, como manera de incluirlos? ¿Le echamos la culpa al mundial de fútbol, a los paros? Quizás sería más provechoso cambiar la manera de considerar el tema y proponer un sistema de evaluación de lo que sucede adentro de la escuela que sea diferente, ya que éste no está dando resultado en esos casos.