Por: Graciela Muñiz
El comienzo del año trajo consigo una nueva mala noticia para los usuarios bancarios. La entidades decidieron implementar otro aumento. No conformes con el incremento de hasta un 150% que tuvieron las comisiones bancarias en 2012, ahora van por más y plantean aumentos para el primer trimestre de hasta un 25%.
Esto llevará, por ejemplo, a que tener una caja de ahorro va a salir sesenta pesos mensuales. Es evidente que estos aumentos no tienen justificación alguna y son el resultado propio del desborde inflacionario en el que algunos vivos aprovechan la falta de un índice creíble para seguir engrosando sus arcas con incrementos que no tienen una estructura de costos fiable. En efecto, si tenemos en cuenta que el índice de inflación más creíble en 2012 fue de un 25%, no hay ninguna razón para que los bancos hayan tenido aumentos en sus comisiones bancarias que llegaron hasta un 150%.
Frente a esto, el Banco Central propuso imponerles un límite a esos aumentos de comisiones a lo que las entidades respondieron con un recorte de promociones y descuentos. Nunca quieren perder, siempre quieren más.
Montados sobre estos constantes abusos y con un Estado que en muchas ocasiones se hace el distraído y los avala con su inacción, los bancos son las empresas que más han ganado en los últimos años, sin que esto haya redundado en una mejor atención y en un respeto por el usuario que sufre sus avances y sus maltratos en la vida cotidiana, tal como lo demuestra el informe que elabora nuestra Defensoría año a año.
Los banqueros justifican sus aumentos con el argumento de las cuentas bonificadas -como las que se le da a los jubilados- y con el hecho de estar en medio de las paritarias. Son sólo excusas que con sólo analizarlas se vuelven insostenibles. Todos los que utilizamos el sistema bancario sabemos que aunque la cuenta sea bonificada siempre los bancos se las arreglan para vender otro servicio que tiene un gasto de mantenimiento y que nos lo meten por la ventana; es por eso que los usuarios no debemos tener distracciones y revisar muy bien el resumen de cuenta y los “ofrecimientos” que nos hacen.
Es verdad que hay bancos que son más baratos que otros pero no es menos cierto que las personas deben enterarse sesenta días antes para poder iniciar el trámite engorroso de cambiarse de institución bancaria.
Es hora de comenzar a discutir que los bancos deberían ser un servicio público y no sólo buscar el beneficio económico sin respetar los derechos de los usuarios.