Por: Ismael Cala
El programa Cala, que tengo el honor de presentar a través de CNN en Español, me ha permitido disfrutar, como nunca antes, del embrujo de la televisión, pero lo más trascendente ha sido la posibilidad de crecer como ser humano en estos cinco años.
He tenido el privilegio de dialogar con centenares de personalidades reconocidas internacionalmente: políticos poderosos e influyentes, escritores, filósofos, artistas, científicos, motivadores, estrellas del deporte y ciudadanos con historias interesantes. Cala es posible, además, gracias a un equipo de trabajo excelente, muy profesional, al cual me debo. De todos he aprendido mucho.
En todos estos años me han preguntado varias veces cuál ha sido la entrevista más difícil. En ocasiones, nombro algunas, pero la verdad es que ninguna ha sido fácil. Todos los seres humanos somos diferentes, cada entrevistado obliga a que se lo conozca al detalle antes de iniciar el diálogo. Algunos son muy expresivos, otros menos; son personas con virtudes y defectos que te obligan a calar su personalidad y hurgar en su psicología. A partir de ahí, estructuro las preguntas con un propósito fundamental: ganar su confianza.
De esta etapa profesional, agradezco haber profundizado en la idea de que cada éxito no es un fin, sino un nuevo punto de partida hacia sueños y anhelos superiores. No faltan quienes, con magníficas intenciones, me dicen: “Ismael, ¿a qué más aspiras? Naciste en un pequeño pueblo de Santiago de Cuba y ahora eres conductor de un programa como Cala”.
Es cierto, la vida ha correspondido a mis esfuerzos —porque nada o muy poco llega por azar—, pero la propia vida me ha demostrado que la mejor manera de corresponderle es no conformarse nunca, tratar siempre de ascender en su escala de valores.
El programa ha ejercido en mí una influencia imposible de describir en unas pocas palabras. Todo lo que he aprendido en estos cinco años, escuchando a los entrevistados, me ha concedido mucha fuerza para explorar nuevos horizontes como escritor, conferencista y promotor de instituciones humanitarias sin fines de lucro.
¡Cuánta satisfacción haber nacido en un pequeño pueblo y celebrar hoy, tras difíciles caminos, el quinto aniversario del programa! Con orgullo, puedo alzar la mirada, agradecer a todos los que me han apoyado y comprender que ha valido la pena.