Por: Ismael Cala
Todos tenemos capacidades diferentes, sean psicológicas, físicas o emocionales. Nadie es perfecto. Mi madre siempre decía que yo era un inadaptado. Al fin y al cabo, en mi adolescencia deambulaban voces por mi cabeza. Sin embargo, aprendí algo: lo que me pasaba no podía convertirse en un límite para mi vida. Como dice el deportista Scott Hamilton: “La única discapacidad en la vida es una mala actitud”.
Recientemente conocí la historia de Donald Grey, el primer caso diagnosticado de autismo, en 1933. Era un niño que vivía con su propia manera de ver el mundo y comunicarse con el resto. En aquella época se enviaba a los “inadaptados” a una institución, mientras el resto de la familia volvía a la mal llamada vida normal. Sin embargo, los allegados de Donald eran conscientes de que él escuchaba a su manera, y en un año regresó a casa.
Fue entonces cuando el doctor Leo Kanner entró en su vida. Tras conocer a Donald y a otros niños con el mismo tipo de conducta, publicó un artículo en el que establecía las pautas para diagnosticar el síndrome. A partir de entonces, sus padres se abocaron a que Donald pudiera conectarse con el mundo. Forest, su pueblo en pleno Mississippi, se encargó de que fuera uno más de ellos. El autismo no ha desaparecido de la vida de Donald, simplemente él ha aprendido a luchar contra los límites. Hoy en día vive en la casa en la que creció, rodeado de sus amigos; practica golf y viaja por todo el mundo.
El mítico jugador de béisbol Jim Abbott, exitoso pitcher con una sola mano, asegura: “La discapacidad no te define; te define cómo haces frente a los desafíos que la discapacidad te presenta”.
Cada persona, sin importar las circunstancias en las que se encuentre, es capaz de crecer. Gracias al apoyo de sus padres y su comunidad, Donald ha roto paradigmas, ha conectado con el resto del mundo y se ha incorporado a la sociedad. Todos tenemos una responsabilidad con los que, al contrario de Donald, no tienen la oportunidad de promover sus derechos. Aquí tienes algunos tips:
-No juzgues, conoce a la persona antes de actuar.
-Facilita su relación con los demás.
-No seas sobreprotector. Evita el paternalismo.
-Interésate en aprender de cada discapacidad.
-Ten la paciencia necesaria para comprender cada situación.
-Descubre lo que puedes aprender, incluso de los que viven en su propio mundo.
Como dice Robert M. Hensel, atleta en silla de ruedas y recordista guinness, las personas no tienen discapacidades, sino habilidades diferentes.