Por: Ismael Cala
¿Sabías que varias estrellas de Hollywood y de la televisión fueron homeless (‘personas sin hogar’) en algún momento de sus vidas? En la lista aparecen nombres como Hilary Swank, Jim Carrey y el Dr. Phil, entre otros. Hilary Swank vivió en un coche, con su madre; Carrey, junto a su familia en una camioneta y después en una casa de campana sobre el césped; el Dr. Phil lo hizo en un auto al lado de su padre, hasta que logró alquilar una habitación por cinco dólares a la semana. Hoy son celebridades que ayudan a otros a resolver sus problemas.
Muchas veces miramos a los desamparados con el enfoque incorrecto: los repelemos y hasta les tememos. Muchos llegan a ese estado por seguir un camino equivocado, como el de las drogas y el alcohol; a otros, la existencia los golpea justamente cuando no estaban preparados para la sacudida. Algunos, como Swank, salen a retar a la vida, aunque tengan que vivir en un carro en busca de una oportunidad. Ella la encontró.
Estamos en Navidad, la época más bella del año; pero, ¿existe época bella para un desamparado? Realmente creo que no. Sin embargo, todos podemos ofrecer algo para conseguir que los homeless disfruten también del encanto navideño. Simplemente, llamo a la solidaridad hacia quienes tienen menos o no tienen nada.
¿Has mirado a tu alrededor? Sugiero que lo hagamos conscientemente, porque a veces estamos demasiado ocupados en nosotros mismos, mientras la gente necesita ayuda de todo tipo, no sólo material. Navidad es un gran momento para comenzar, pero debemos romper las circunstancias de las fechas. De nada vale mostrar una buena cara durante las fiestas y luego olvidarnos del problema, como si no verlo sirviera para eliminarlo del mapa.
La Navidad celebra el nacimiento de Jesús en un ambiente muy humilde. Sin embargo, hoy las fiestas han ido perdiendo su espiritualidad y lo puramente material se adueña de todo. ¡Cuánta belleza espiritual desperdiciamos delante de vidrieras y mostradores! Toda la espiritualidad que podríamos dedicar a quienes nada tienen, sin que nos importe el porqué. La solidaridad humana no requiere de razones previas. Ellos también merecen el goce que fluye en esta época y durante todo el año.