Por: Jorge Altamira
Ayer domingo, en Intratables, le preguntaron a Alejandro Vanoli, el último presidente del Banco Central en la gestión kirchnerista, a cuánto ascendían las pérdidas de la entidad como consecuencia de los compromisos que firmó de venta de dólar futuro (entre enero y junio) a 10,40 pesos, especialmente con bancos y cerealeras. Ahora, el banco deberá pagar a los beneficiarios la diferencia con la cotización actual de la divisa, unos cinco pesos.
Ese seguro de cambio fue otorgado cuando el dólar cotizaba en la Bolsa a más de trece pesos y en el mercado negro, entre catorce y quince pesos. Vanoli se negó en todo momento a dar las cifras estimadas de pérdidas por esta operación. Se justificó diciendo que una victoria de Daniel Scioli no hubiera llevado a la devaluación y, por consiguiente, hubiera evitado esas pérdidas. Dijo que cesó con esas operaciones apenas se conoció el triunfo de Mauricio Macri, pero no por qué no dejó de hacerlo apenas se conoció el resultado que ponía a Macri al borde de una victoria, en especial por el triunfo de María Eugenia Vidal. La decisión final de dejar de operar en el mercado futuro de divisas demuestra que esto mismo podría haberse hecho treinta días antes.
En el programa, nadie develó el monto de las pérdidas que habrá que soportar, a pesar de que se encontraban en el estudio un economista y una periodista de economía. El número es de cien mil millones de pesos, aproximadamente; esto porque los contratos involucran compromisos por veinte mil millones de dólares. El nuevo Gobierno sacó una resolución que sube a 11,20 pesos por dólar la cotización para entregar divisas que Vanoli había cerrado por 0,80 pesos menos. A la cotización actual de 15,30 pesos el dólar y a la de más de 16 pesos que se estima para marzo en adelante, el costo es de cuatro a cinco pesos la diferencia, o sea, los señalados cien mil millones de pesos, aproximadamente.
La suba unilateral del dólar piso por parte del Banco Central (BCRA) se encuentra desafiada por las contrapartes en sede judicial.
Vanoli procuró minimizar la pérdida, cuyo monto no reveló, asegurando que el Banco Central había ganado doscientos mil millones de pesos gracias a la misma devaluación macrista que, sin embargo, repudiaba. Se refería a la valorización que esa devaluación había provocado en los activos del BCRA, reservas y títulos públicos.
La valorización de los dólares en poder del BCRA solamente vale como ganancia contable, porque sólo es real si esos dólares se venden a un precio superior al que se compró y entran pesos al banco por esa diferencia. La pérdida en el mercado de futuros es, por el contrario, efectiva: el banco deberá emitir cien mil millones pesos para cancelar los contratos. Por otro lado, la valorización de los títulos públicos en la cartera del mismo banco determina, además de una ganancia puramente contable, una pérdida para el Tesoro. Los beneficiarios ya advirtieron que no aceptarían ser pagados con bonos, por lo que el BCRA deberá emitir aquella suma enorme. Como esta cifra representa la tercera parte de la deuda del mencionado banco y, por otro lado, de la base monetaria, luego deberá absorber ese dinero sí mediante bonos —los cuales rinden alrededor del 35% anual. O sea que además de la pérdida de cien mil millones de pesos, se incurre en otra de 35 mil millones de pesos. Todo esto, ¿a cambio de qué? Literalmente, de nada.
La responsabilidad del kirchnerismo en esta estafa es patente, la del macrismo es aún mayor. Ocurre que si tenía la intención de devaluar la moneda, debía haber cancelado antes todos esos contratos, esto por medio de una ley de orden público. Lo mismo debía haber hecho, por otra parte, con todos los stocks de cereales retenidos a la espera de esa devaluación. Un cambio de precios relativos en una economía capitalista es algo corriente; otra cosa es premiar una especulación concertada con fondos públicos (contra la moneda nacional, mediante derivados financieros).
Esa cancelación habría respetado (si se puede hablar así) la economía de mercado, esto porque mientras Vanoli regalaba divisas a 10,40 pesos, diversos operadores canjeaban acciones y títulos públicos en la Bolsa a 14 pesos y los individuos corrientes hacían lo mismo en el blue con las cuevas financieras. Axel Kicillof y Alejandro Vanoli, de un lado, y Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzenegger, del otro, han beneficiado, por sumas enormes, a un grupo particular de capitalistas.
¿No es claro que, a la luz de esta estafa, los dos millones de pesos que los punteros de Milagro Sala sacaron en bolsas del Banco Nación de Jujuy son chirolitas? Los estafadores de alto vuelo pretenden, sin embargo, que los trabajadores pierdan diez puntos de aumento salarial frente a la inflación y que pierdan cada vez más con el impuesto al salario. El actual presidente del BCRA se encuentra todavía procesado por una estafa diferente pero similar que cometió, con Domingo Cavallo, bajo el Gobierno de Fernando de la Rúa.
¿Mauricio Macri se referirá a todo esto cuando inaugure las sesiones del Congreso, donde presentará como una victoria el pago de entre 11 y 18 mil millones de dólares a los fondos buitre?