Por: Jorge Srodek
Una vez más el campo se vio obligado a tomar una medida de protesta. No fue un paro improvisado de un día para otro, sino que surgió luego de realizarse asambleas, congresos y jornadas en todo el país ante un gobierno que no tiene políticas de apoyo al sector.
La decisión de frenar la comercialización de granos y haciendas se realizó ante un gobierno que mostró una ignorancia total sobre el sistema agropecuario y que no escucha y no recibe a los productores en busca de soluciones ante los desbarajustes existentes. Las medidas tomadas a lo largo de estos diez años han causado un gran perjuicio para el campo ya que todas las actividades han perdido competitividad y están en riesgo, quitando eficiencia y productividad a los productores agropecuarios.
Perdimos el 30% del stock ganadero que supimos tener, estamos sembrando el mismo trigo que 100 años atrás y estamos ordeñando la misma cantidad de leche que en 1991. Los precios de la hacienda en pie se mantienen en los mismos valores que hace tres años, lo que dificulta la rentabilidad de la actividad por la constante suba en los costos de producción. Por el contrario, el precio de la carne en el mostrador no deja de subir. Lo mismo sucede con el trigo y el precio del pan.
Es claro que los problemas de los productores no figuran en la agenda del Gobierno y que al kirchnerismo no le interesa llevar adelante una política agropecuaria que genere los incentivos necesarios, sino que lo único que les interesa del sector son los recursos que sacan del trabajo de los productores. Es necesario dejar de intervenir los mercados y las importaciones, repensar las retenciones, dar previsibilidad y fomentar la producción. Los productores requieren reglas claras y transparentes.
De lo único que le interesa hablar a la Presidenta con respecto al campo es de la recaudación mientras que de todos los problemas de los productores, de los errores del gobierno, de las oportunidades perdidas y de la falta de una política agropecuaria que haga eje en la
producción en lugar de la recaudación, se niegan a hablar.
El gobierno debe dejar de lado su terquedad y desconocimiento del sector y entender que el campo es el futuro y que si a los productores les va bien, a la Argentina le va bien.