Por: Juan Gasalla
El rubro automotriz, en producción y ventas, es un ejemplo cabal de cuánto se estancó la actividad económica en la Argentina: su retroceso replica en menos consumo, cesantías, pérdida de volumen en el intercambio comercial y en su importante aporte al Producto Interno Bruto. Como contrapartida, también significa una menor salida de dólares del país, por la dependencia de piezas e insumos importados para el abastecimiento de las terminales locales, y de unidades terminadas en el exterior para le venta en el mercado interno.
La producción automotriz retrocedió un 17,9% en el primer cuatrimestre del año respecto del mismo período de 2013, informó la Asociación de Fábricas de Automotores de la Argentina (ADEFA), mientras que la comercialización (ventas internas y exportaciones) cedieron un 29,8 por ciento. En las ventas en el mercado interno, el acumulado del primer cuatrimestre descendió 18% frente al mismo lapso de 2013, a 272.095 unidades. La Asociación de Concesionarios de la República Argentina (ACARA) indicó que en el mes pasado hubo una nítida caída de patentamientos de unidades importadas, que pasaron a representar el 49,6% de los 0 kilómetro comercializados, frente al 60% anterior a la devaluación de enero.
Sin embargo, este cambio en el origen de los vehículos apenas disminuye la salida de dólares del país, debido a que las unidades nacionales están integradas en casi un 70% con piezas fabricadas en el exterior. Sólo la caída de ventas detiene esta sangría de divisas. Un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) indicó que en el primer trimestre del 2014, cada auto que se fabricó en la Argentina requirió en promedio importaciones por 11 mil dólares. El estudio indica que “en el primer trimestre de 2014 las exportaciones de autopartes presentaron una fuerte contracción del 14,7% en valores respecto de igual período de 2013, con 549 millones de dólares”, mientras que “las importaciones mostraron un comportamiento decreciente más atenuado, ya que con u$s2.700 millones cayeron un 6,8%” entre el primer trimestre de 2013 y el mismo período de 2014.
La industria automotriz captó de lleno el impacto de la devaluación del peso en enero. En el arranque del año, hubo ajustes promedio en los precios de lista del 25% en el segmento de los modelos más económicos, con subas puntuales que llegaron hasta 35 por ciento. Mientras que los modelos más baratos del mercado costaban alrededor de $70.000 a fines del año pasado, hoy sólo hay tres modelos en oferta por debajo de $100.000 y que cumplen con las normativas en seguridad dispuestas por el Mercosur a partir de 2014: el Fiat Palio Fire, el Volkswagen Gol Trend y el Chery QQ.
Además, el incremento de los impuestos internos profundizó la tendencia declinante del sector en el segmento de vehículos de lujo. Según datos de ACARA, el año pasado se vendieron 100.000 unidades premium, con marcas como Mercedes Benz, Audi, Alfa Romeo, BMW, Land Rover, Volvo, Porsche, Jaguar y Ferrari. Prácticamente uno de cada diez vehículos de los 955.000 autos comercializados en el país el año pasado fue de alta gama. El mes pasado, con datos al 24 de abril, el sector no había logrado vender ni siquiera cien de estas unidades “top”.
El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) advirtieron sobre la caída en las ventas en el mercado interno y también a Brasil, destino del 90% de las exportaciones del sector. En el mismo sentido, los operarios de General Motors, en Santa Fe, calificaron como “crítica” la actualidad de la producción. La planta Peugeot-Citröen, en la localidad bonaerense de El Palomar, suspendió a 1.100 trabajadores por el receso que aqueja al sector.
La relación comercial con Brasil es crucial para comprender cómo el enfriamiento de la actividad automotriz y de los servicios vinculados al sector redujo la salida de dólares “industriales”, visible en la estabilización del nivel de reservas del Banco Central. Por séptimo mes consecutivo, en abril se registró una caída en el volumen total del intercambio entre Argentina y Brasil, que el mes pasado disminuyó 24 por ciento. “Esto se explica tanto por el comportamiento de las exportaciones (-20,6%) como de las importaciones (-27,3%)”, refiere la consultora Abeceb.com. Esta caída mayor de las compras externas con relación a las ventas permitió recortar el rojo comercial con el país vecino en un 88%, a apenas 20 millones de dólares.
“La restricción en términos de disponibilidad de divisas que experimenta la Argentina ha conducido a las autoridades a restringir el acceso al mercado cambiario de los importadores, solicitando que difieran los pagos de sus operaciones”, explica Abeceb.com. En este retroceso es fundamental el rol de las automotrices. La consultora IES precisó que sólo en materia de autopartes “el saldo comercial deficitario con Brasil se contrajo en un 19,6% en el primer trimestre de 2014 con respecto a igual período de 2013, con un monto de 563 millones de dólares”. Por otro lado, el déficit a nivel global del sector autopartista tuvo una leve baja que pasó de u$s2.253 millones a u$s2.152 millones, con una caída del 4,5% entre enero y marzo de este año respecto de 2013.
Esta semana podría haber avances en un acuerdo con Brasil sobre la cantidad de vehículos y autopartes que pueden entrar en cada territorio sin aranceles, en base a una fórmula denominada “flex”. La normativa anterior permitía al socio del Mercosur exportar un valor de u$s195 libres de impuestos cada u$s100 importados desde Argentina. Los enviados argentinos pidieron a Brasil una rebaja de este límite a u$s130 para reducir el déficit del intercambio bilateral, en el que el rubro automotriz representa el 45% de las transacciones.