Por: Leandro Gabin
El juicio que tiene la Argentina con los fondos buitre cuenta con un hecho inédito para el país. Por primera vez en mucho tiempo, el Gobierno tiene como aliado principal al otrora vapuleado establishment financiero internacional. A pesar de despotricar abiertamente contra las calificadoras de riesgo (Standard & Poor’s, Fitch Rating y Moody’s) y criticar al Fondo Monetario Internacional (FMI) por “inmiscuirse” en las estadísticas del Indec (luego de haberle pagado u$s9.800 millones en cash en 2006), las grandes corporaciones financieras quieren que la Argentina gane el juicio.
Esta inédita “alianza” se debe a que hay varios intereses en pugna. Por un lado, un actor clave es el Bank of New York Mellon (BONY). Esta entidad actúa como agente de pago de los bonos argentinos. El Gobierno envía el dinero a una cuenta del BONY y éste redistribuye esos fondos a todos los bonistas. El banco está señalado como “cómplice” de la Argentina en la tarea de eludir el pago de los fondos buitre. Si es condenado, será un duro golpe para la entidad que perderá un negocio más que redituable. Por eso salieron en defensa de la Argentina la Reserva Federal de Nueva York y el Tesoro de EEUU. Ellos no defienden la postura de Argentina de ignorar sus deudas -algo que queda claro en sus escritos-, sino que alertan por los conflictos que generaría involucrar al BONY.
En defensa del agente de pago (y por ende de la Argentina) realizaron presentaciones ante tribunales otros jugadores no menores. The Clearing House Association, la asociación bancaria más antigua de los Estados Unidos, que representa a 17 de los mayores bancos comerciales del mundo y que posee más de la mitad de todos los depósitos de Estados Unidos. Ellos ejecutan las operaciones de pagos y manejan el 80% de las transferencias de fondos hacia EEUU desde otros países. También se sumó la Euroclear Bank (proporciona el sistema de compensación y liquidación para las operaciones).
El temor de todos estos actores del mercado es que quede involucrado el BONY y en un futuro ellos también queden en la mira.
Amigos son los amigos
Otros damnificados que salieron a favor de la Argentina son la Exchange Bondholders Group (EBG), es decir, el grupo de bonistas que ingresó a los canjes del 2005-2010. Estos inversores temen que la Argentina ingrese en default de la deuda que sí le paga a estos acreedores con tal de evadir el pago a los fondos buitre. El abogado de este grupo, Sean O’Shea (O’Shea Partners), dijo que la preocupación de los tenedores de bonos (sus clientes) es que “le expropien su propiedad privada”, o sea, el pago de sus títulos.
Estos inversores agrupados en la EBG no son pequeños ahorristas. Por el contrario, son grandes fondos de inversión con estrategias no muy distantes a los denostados “fondos buitre”. En la lista de miembros de la EBG están Gramercy, Fintech, Brevan Howard, BlackRock, SW Asset Management, MFS Investment, BlackRock y BGF Emerging Markets, entre otros. Esta clase de grandes fondos conocen bien el negocio de invertir en activos riesgosos. Varios de éstos han estado en las reestructuraciones de deuda de países como Grecia e invierten en lo que se conoce como “high beta” (alto riesgo) en la industria financiera.
Uno de ellos, que no participa de la EBG, es Greylock Capital Management. Su presidente es un hombre conocido en el mundo de las finanzas como Hans Humes. En su última aparición pública, dijo: “Nunca he visto a un país con tal desprecio, ignorando deliberadamente las normas internacionales, como la Argentina”. El financista desechó el canje de deuda en 2005 y se sumó a regañadientes a la reapertura del 2010. Humes cree que cualquier decisión que tome el tribunal no afectará a futuras reestructuraciones. “Argentina va a seguir tratando de encontrar una manera de evitar el pago de los holdouts”, afirmó en un cónclave con inversores a puertas cerradas en Nueva York.
También está American Bankers Association (ABA). Es la principal asociación de la industria de servicios financieros en los Estados Unidos. Fundada en 1875, representa a esta industria que mueve u$s13 billones y tiene dos millones empleados. En este caso, la preocupación es que se dispare el “default técnico” de los bonos argentinos. Sucede que los bancos venden a sus clientes el denominado Credit Default Swap (CDS), que es un seguro contra default. Esta creación de la banca compensa a un inversor si un país decide no pagar. Si Argentina no paga, o incumple una forma del contrato y cae en default técnico, los bancos tienen que salir a pagar estos seguros.
¿Cuánto dinero hay en juego? Existen u$s1.500 millones que los bancos deberían pegar a sus clientes si hay alguna forma de default argentino, en un total de 3.692 contratos realizados hasta el momento.
En el reino de lo insólito quedará plasmado otro dato. Anne Krueger, la ex subdirectora gerente del FMI entre 2001 y 2006, se presentó a favor de la Argentina. Fue apodada la “Dama de Hierro” por sus roces con el Gobierno argentino, administración que –según ella– la “sacaba de quicio”. Néstor Kirchner festejó el día que Krueger dejó su cargo. ¿Cómo le fue al Fondo con el kirchnersimo? Logró lo que ningún acreedor de la Argentina (hasta ahora) pudo: que le pagaran 100% de la deuda en efectivo.