Tarjetas: Moreno apunta al corazón del negocio bancario

Leandro Gabin

El plan para “adoctrinar” al sistema financiero está detrás de esta idea (sin mucho vuelo aún) del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. La búsqueda de hacer viable algo que poco a poco queda claro que no lo es, el famoso “congelamiento de precios”, está llevando a la imaginación oficial a niveles muy elevados. La intención de lanzar una tarjeta que compita o reemplace a las existentes para “abaratar” la cadena de costos y por ende nos suban tanto los precios es parte del imaginario de Moreno.

Sabe que tocar el negocio del consumo con tarjetas de crédito es ir con los tapones de punta contra el negocio de los bancos. El sistema financiero argentino vive de financiar el consumo, algo fogoneado por el mismo Gobierno. “Ellos ganan plata porque nosotros mantenemos este modelo con tasas bajas, recuperación del salario y consumo masivo”, dicen en la Casa Rosada.

¿Qué tan importante es para los bancos el negocio con las tarjetas? Según Reporte Económico, la segunda línea de financiamiento en importancia para los bancos es la de tarjetas de crédito. Acumuló un incremento en el último año del 48,5%, traducido en dinero unos $20.923 millones.

“Las diversas alternativas de pagos en cuotas a mediano y largo plazo con descuentos importantes se han consolidado a través de distintas cadenas de retail y las entidades bancarias han multiplicado el crédito bajo esa línea sosteniendo la firmeza del consumo, particularmente de sectores claro esta bancarizados”, dice la consultora.

Tomando por rubros la distribución del crédito en la Argentina, la financiación por tarjetas explica el 16,7% del total. Es superada por los “documentos” (crédito a empresas) y los préstamos personales (otra vez financiamiento al consumo).

El stock de financiamiento por tarjetas de crédito es de $64.100 millones. El dato relevante es que, desde el 2007 hasta hoy, es la línea que más creció. Pasó de $10.700 millones a los mencionados 64.000. Es decir, creció más de seis veces. Su peso pasó del 10% del total a casi el 17%. Las otras líneas de crédito, para el mismo período, muestran otra realidad. Documentos está 4% abajo y personales levemente en positivo.

El doble negocio de los bancos son las tasas que cobran a los clientes. Por un lado, las tasas activas registraron en el último año movimientos a la baja en prácticamente todas las líneas (habían sufrido un crecimiento exagerado hacia finales del año 2011 antes cepo cambiario). Pero, como consiga Reporte Económico, “un dato elocuente” lo constituyen aquellas líneas con destino al consumo ya que “son las únicas que se mantienen positivas y altas en términos reales”.

En ese sentido, la tasa que cobran los bancos por financiar vía la tarjeta es de la más alta del sistema financiero, en torno al 34,5% anual, seguida por los créditos personales a más de 180 días (35% anual). Son las únicas que le ganan a la inflación bien medida en la Argentina.

Ganancia por diferencia de tasa

Otro dato curioso que muestran los especialistas de Reporte Económico es que el spread (diferencia de tasa entre la que paga el banco y la que cobra) del sistema financiero local resulta más alto que durante la convertibilidad.

“Este resultado es fruto de las mayores tasas activas a pesar que en los últimos años se observa una menor tasa pasiva. Cabe señalar que, dada la mayor tasa de inflación las tasas reales, en este período han sido sustantivamente más baja en términos reales que durante la convertibilidad”, dice la consultora.

Durante el año pasado, la mayor tasa de interés implícita correspondió a la banca privada (19,84%) por sobre la de las entidades públicas (14,16%). Asimismo, también los bancos públicos registraron una menor tasa pasiva implícita (4,79%) en comparación con la banca privada (5,82%). De la combinación de ambas surge que los bancos públicos disponen de un menor spread (9,37%) respecto al de la banca privada (14%).

“Un elevado nivel de spread podría desalentar el desarrollo de un sistema bancario puesto que los ahorristas recibirían un menor ingreso por sus capitales, los tomadores de crédito enfrentarían un mayor costo financiero, o por ambos comportamientos a la vez”, afirman.

¿Querrá Moreno desalentar el negocio que el mismo Ejecutivo se propuso fogonear durante años? Por lo pronto, la estrategia de presión ya comenzó.