El partido político que está armando Hugo Moyano

María Julia Oliván

En medio de las críticas a los acuerdos de precios firmados por la Secretaría de Comercio esta semana (dijo que “no sirven para nada”) y de los reclamos por los aumentos salariales (pidió que se arranque con subas del 30% y que si no frena la inflación, se abran más paritarias), el líder de la CGT, Hugo Moyano, avanza en la construcción de su propio partido político. Espera que en las próximas semanas la Justicia destrabe la aprobación del nombre, porque el que presentaron el año pasado ya estaba registrado, y reúne posibles aliados.

Con su espacio político, Moyano busca vengar el vacío que le hizo el kirchnerismo en la conformación de listas de candidatos de las  legislativas de 2009. Ahí, perdió el espacio que todos esperaban que tuviera el sindicalismo. “Lo que le hicieron a Julio (Piumato, secretario del gremio de los empleados judiciales y uno de sus hombres más queridos) no tiene nombre“, se indigna el camionero.

Moyano no tiene aspiraciones como legislador. “Ya fui diputado en el ’87 y no es lo mío. Yo soy una persona ejecutiva, y el tiempo dirá cuál es mi lugar”. Pero sí tiene aspiraciones de presentar listas para las próximas legislativas en todo el territorio nacional. Con la estructura del gremio planea  adherir a los dirigentes heridos por el kirchnerismo. Está cerca de algunos ex gobernadores como Mario Das Neves (Chubut) o Vicente Joga (Formosa), a quienes quiere integrar a la lista de candidatos a diputados; también mantuvo reuniones con el ex ministro de Economía de la provincia Jorge Sarghini y con Roberto Lavagna.

Ahora, Lavagna es un tema aparte. Tiene una buena imagen, está enfrentado al gobierno, fue clave en la recuperación económica que lideró Néstor Kirchner y quiere jugar en 2013 dentro del peronismo, al que está afiliado desde los ’70 (pese a que trabajó con los radicales Arturo Illia y Ricardo Alfonsín). Recuerden que en 2007, como candidato a presidente, Lavagna obtuvo casi el 17% de los votos y quedó tercero en la elección que ganó Cristina Fernández.

Hoy por hoy, no tiene estructura partidaria, nadie sabe cuántos votos reuniría pero en el marco de la compleja situación económica, Lavagna es el candidato con el que, tanto Hugo Moyano como el titular del Sindicato de Peones Rurales, Gerónimo “Momo” Venegas, sueñan para arrebatarle al kirchnerismo la senaduría por la Ciudad de Buenos Aires que hoy ocupa Daniel Filmus. Esa es la apuesta de máxima.

Venegas seduce al economista desde su espacio político FE. Y ya le entregó una ficha de afiliación en mano al ex ministro. Y Moyano se reunió varias veces con él.

Hablando de FE y de fe (cuac!), la Iglesia es un territorio aparte en la puja por la construcción política. Venegas ya fue al Vaticano a reunirse con el Papa dos veces y visita asiduamente al arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. Muchos ven detrás de esa buena sintonía a Eduardo Duhalde, quien tuvo siempre estrechos lazos con la Iglesia y también con Venegas (fue su abogado defensor cuando estuvo preso).

Hugo Moyano es evangelista de cuna pero tiene ideas más progresistas que el Momo. Por ejemplo, en relación al matrimonio igualitario, al que apoyó siempre. Fue su madre Celina (que actualmente tiene 95 años) la que lo llevó a la iglesia por primera vez en Mar del Plata. Celina es una peronista cristiana de manual. Un día, Hugo tenía 10 años y le preguntó a Celina qué eran los comunistas (porque en la otra cuadra del barrio en el que vivían había muchos) y ella lo miró y le dijo: “Mirá, lo único que sé es que no pueden ser nada bueno porque no creen en Dios“.

Ya sé que me fui de tema, pero el cuento viene a colación de que la relación de Moyano con el poderoso grupo de iglesias evangélicas es muy estrecha. Si bien, en enero los pastores principales visitaron la Casa Rosada, el camionero los recibe seguido en el Sindicato. Así como también está manteniendo reuniones (la última fue ayer) con dirigentes de la ya debilitada Democracia Cristiana.

Por su parte, su hijo Facundo Moyano (de quien Hugo dice que no sólo es el padre biológico sino también padre político) toma clases de economía con Martín Lousteau y avanza en estrechar vínculos con el intendente de Tigre, Sergio Massa, que es el tercer político con mejor imagen positiva en todo el país.

Muchos apuestan a que presente una lista con candidatos porpios por fuera del oficialismo pero, fuentes cercanas al de Tigre, dicen que eso no está definido aún. Claro, Massa hace su juego al no definir este punto y seguir alimentando la esperanza de todos los pejotistas heridos que quieren enfrentar a los K. Todavía no hablamos de los K. Pero esta historia continuará.

Cómo verán la trama de la novela política del año es bien intensa, errática y peronista.