Por: Martín Simonetta
La presidente Cristina Kirchner dedicó una importante porción de su discurso en el ámbito de la Asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a la cuestión de la deuda pública argentina, los holdouts o “fondos buitre” y las definiciones de la Justicia de los Estados Unidos, encabezada en la figura del Juez Griesa, al respecto. En una metáfora “aviar”, hizo referencia específica a “los buitres de la deuda y halcones de la guerra”.
En lo referente al endeudamiento, su visión parece sólo enfocar en la culpabilidad de quienes prestaron fondos al sector público y no en el irresponsable manejo experimentado por las finanzas públicas del país.
Comportamiento fiscal predatorio
En este contexto, nos preguntamos si la culpa es de quien ha prestado o de quien se ha endeudado irresponsablemente. Y si el nacimiento de conceptos como “fondos buitre” o “capitales golondrina” no se origina en visiones altamente sesgadas sobre fenómenos mucho más complejos. ¿No resultaría más adecuado hablar de “gobiernos buitre” y de “políticos golondrina”?
Buitres en tanto se alimentan de la riqueza generada por el sector privado, ya gastan lo que no generan. Milton Friedman, quien fuera Premio Nobel de Economía 1976 y académico de Hoover Institution, solía comentar que “nadie gasta el dinero de otro con el mismo cuidado que gasta el propio”[1] y es justamente la falta de correspondencia entre quienes pagan por el gasto público y quienes gozan los beneficios de este gasto, la fundamental fuente que incentiva este comportamiento. De ahí la importancia de limitar el poder que se les entrega a los políticos y recortar las funciones del gobierno como forma de frenar el abuso estructural.
Golondrinas en tanto no son responsables por los costos de los dislates que provocan. Al respecto es interesante considerar el último trabajo del fallecido Mancur Olson, “Poder y Prosperidad” en el que -a diferencia de Locke y Hobbes- argumenta que el origen del Estado puede ser visto como el remplazo de bandas de asaltantes y saqueadores, por un bandido estacionario que se instala para regir sobre un territorio durante un largo período. La banda de asaltantes no se preocupa para nada por el área que ya fue saqueada y dejada atrás. En cambio el bandido estacionario, que desea vivir a costa del área en forma permanente, debe tener en cuenta las condiciones y los incentivos de esos sujetos de modo que permanezcan produciendo y, en consecuencia, creando algo para que él pueda robar, a través de un tributo, año tras año.
El comportamiento buitre por parte de los gobiernos minimiza las conductas productivas y orienta las energías de la sociedad hacia actividades predatorias. Es importante dejar en claro quienes son los verdaderos buitres predadores y quienes las irresponsables y poco comprometidas golondrinas que han llevado al actual estado de cosas. La existencia de un diagnóstico claro es fundamental para implementar cambio de fondo en las actuales reglas de juego.
La vigencia del debate en torno a la deuda pública es una excelente ocasión para analizar las causas profundas de su existencia y crecimiento, para proponer límites constitucionales al endeudamiento público –tal como lo ha señalado el Premio Nobel de Economía James Buchanan- y para el establecimiento de estrategias realistas para la resolución del tema.
[1] Milton Friedman, “El verdadero almuerzo gratis”. Conferencia realizada en Cato Institute, 31 de julio de 2002.