Por: Martín Yeza
En el cuento “A veces el corazón de la tortuga” de Kenzaburo Oé -aquel en el que se basó la célebre película Karate Kid-, el protagonista desarrolla el “corazón de la tortuga” suave como su piel y duro como su caparazón. Así pasa de ser un norteamericano preocupado por ser exitoso entre las chicas a volverse más reflexivo. Aprende de un método basado en acciones de entrecasa a volverse en un karateca excepcional, suave e imperceptible para atacar, duro para resistir.
En la película también se apela a dos símbolos: el de la grulla blanca y la serpiente. Ambas figuras están vinculadas con los orígenes de la filosofía taichí. Un día Zhang Sanfeng, a quien se le atribuye míticamente la creación de las artes marciales, errando por las montañas, es testigo de la lucha entre una serpiente y una grulla y de allí extrae los principios fundamentales de las artes marciales, que no son ni más ni menos que métodos para la supervivencia en un sentido integral. La cobra que ataca incesantemente porque cree que está debilitando a la grulla mientras ésta espera y resiste hasta encontrar el punto justo para el ataque.
La serpiente ataca tanto que en un momento pierde noción de la pelea y el verdadero daño que produce, mientras que la grulla aguarda el momento adecuado para atacar. Cuando lo hace es letal. Al kirchnerismo le resulta muy conveniente la estrategia de los medios de comunicación que han decidido, cada cual por sus motivos, enfrentarlo. A su vez a los medios de comunicación les resulta conveniente la dependencia que ciertos sectores de la oposición tienen con ellos. Noam Chomsky, en las conferencias de “El control de los medios de comunicación”, dice que el truco no está en “bajar línea” sino en encontrar sujetos que digan lo que ellos piensan o bien se adapten si quieren ser parte del sistema.
En este sentido, con la ley de medios el kirchnerismo no logró ninguna novedad. Se profundizó el problema porque ahora no sólo hay medios privados de comunicación poderosos sino también estatales, en el que ambos juegan al “Antón pirulero”.
¿Es posible salir de esta trampa?
El kirchnerismo forzó el Teorema de Baglini -célebre senador radical-, quien suponía que mientras más alejado del poder se está, más irresponsables son las declamaciones de un político. Lo forzó, porque el kirchnerismo rompió varias reglas básicas de la convivencia democrática, entre ellas no mentir sobre las estadísticas oficiales, lo que hace muy difícil el ejercicio de la responsabilidad.
Esto tiene efectos concretos perjudiciales. Primero y principal, que es muy difícil ser comprensivo de los esfuerzos que hace o no el Gobierno nacional. Si sostiene que la pobreza es del 5,4% -cifra inferior a los valores de Suecia- y que hay pleno empleo por haber un desempleo que apenas llega al 7,6%, no se puede explicar que la inflación sea incontrolable y afecte como afecta a la economía en general en la que hoy básicamente se ha perdido noción del valor de las cosas. El año pasado el sueldo básico era de $2800, lo cual equivalía a 550 dólares aproximadamente, y este año equivale aproximadamente a 280 dólares si se toman los valores de “dólar blue”, a esta altura el único valor real porque es el único que se consigue.
Esto genera otra falacia: la discusión ideológica. Si la discusión ideológica no está basada en datos de la realidad entonces es un verso, o si se quiere un relato.
Es muy difícil cómo pensar el progreso desde la ciudadanía -alguno puede llamarle “inseguridad jurídica”, yo prefiero decirle horizonte de progreso-.
El horizonte de progreso no es ni más ni menos que el camino que un ciudadano debe transitar para que sus hijos tengan una mejor vida de la que él tuvo. Hoy ese horizonte en Argentina está nublado, sobre todo en un escenario inflacionario y de incertidumbre monetaria en el que no se sabe el valor de las cosas, el departamento que el año pasado valía cincuenta mil dólares, ¿cuántos pesos vale hoy? ¿Quién lo vendería? ¿Quién lo compraría? Recientemente un informe de CDI Consult reveló que una familia de ingresos básicos, gastando su sueldo entero en un mes, no podría comprar siquiera un metro cuadrado; asimismo, debería invertir el total de su sueldo durante 7,6 años para poder comprar un departamento, un 50% más de lo que hacía falta hace 15 años.
Por otro lado el Gobierno nacional muestra y hace gala de lo que La Cámpora significa generacionalmente, pero las cifras de jóvenes entre 18 y 25 años que no trabajan ni estudian son más que preocupantes. ¿Qué pasa en diez años con un millón de jóvenes que no saben lo que es estudiar ni trabajar?
Frente a esto creo que “hacer la Grulla” es insuficiente y hay que adoptar formas más modernas. Bruce Lee propone “ser como el agua” y decía de sí mismo: “Yo no represento un estilo sino todos los estilos. Ustedes no saben lo que yo estoy a punto de hacer pero yo tampoco lo sé. Mi movimiento es el resultado del vuestro y mi técnica es el resultado de vuestra técnica”.
O como dijo Simón Rodríguez a Simón Bolívar: “O inventamos o erramos” y también, a veces… el corazón de la tortuga, suave y duro a la vez.