Por: Martín Yeza
Una camilla recorre un edificio moderno. A medida que la camilla avanza se observa que se trata de un hospital, rápidamente se advierte que se trata de una propaganda más del gobierno nacional en los bloques de la transmisión del mundial, en donde se intenta construir que todos los hospitales de Argentina son como el que aparece filmado.
Luego hay una interrupción: es Franco Vitali, el influyente funcionario de La Cámpora en el Ministerio de Cultura de la Nación, quien describe el programa -por llamarlo de algún modo- “Puntos de encuentro” como una oportunidad para el encuentro “de todo el pueblo”. Se le pregunta dónde van a estar distribuidos y uno espera que diga “en todo el país”, pero la respuesta es que los primeros cuatro puntos van a ser Santa Cruz, Córdoba, Misiones y Tucumán, y que a medida que avancen los partidos se va a ir cambiando con un criterio “completamente federal a lo largo y ancho de nuestro país”.
En otro bloque se lanza el spot “Puntos de encuentro”, que tiene la música del Himno nacional de fondo y muy bellas imágenes de nuestra geografía y finaliza afirmando lo siguiente: “Hoy más que nunca Argentina nos incluye”. Este slogan se encuentra presente en casi todas las piezas comunicacionales del Gobierno Nacional en el entretiempo de los partidos del mundial.
Es el año 1994, y Fabián Ferraro, quien desde los 9 años no puede comer polenta por toda la que comió cuando era chico en los comedores de una villa en Chaco, se encuentra con 12 pibes jugando a la pelota. Fabián, que se había escapado a Andorra dos años para “trascender las fronteras del barrio” vuelve y se da cuenta todo lo que hay para hacer. “Cuando vivís en un barrio, te acostumbrás a tu geografía y te parece que es así. Pero cuando estás en otro lugar y volvés, te vuela la cabeza”. Empieza a laburar en su barrio.
Es el año 2000 y Fabián organiza a nivel mundial lo que hoy se conoce como Fútbol Callejero, incluso organizó un Mundial con la FIFA. Su base de laburo se encuentra en Moreno, pero hoy es fuente de consulta en todo el mundo por haber desarrollado un estilo de fútbol en donde podés hacer más goles que el otro pero perder por puntos, ¿Cómo? Sí, además de meter goles tenés que cumplir tres puntos esenciales: solidaridad, respeto y cooperación. Las tres son fundamentales, porque en el fútbol callejero, a diferencia del tradicional no hay árbitro, por lo que se tiene que aprender a convivir obligatoriamente con el de al lado, incluso entre bandas de pibes que se peleaban cotidianamente en el barrio. El cambio en su barrio fue radical.
Hay un “Fabián” en casi todos los pueblos de Argentina, porque mientras mayor es la necesidad, mayores son los esfuerzos. Cuando uno ve los problemas de cerca, conoce gente que la pasa muy mal y también descubre gente maravillosa haciendo cosas increíbles.
Es tan difícil como hiriente ver los spots del Gobierno Nacional, utilizados en el contexto del mundial de fútbol, afirmando que la transmisión de un mundial de fútbol es una manera de decir que “Argentina nos incluye”.
No se trata de ser o no gorila, se trata de no vaciar de significado algo que el próximo Gobierno, desde 2016, va a tener que seguir realizando. El Gobierno Nacional no parece haber advertido que Goebbels no tenía razón, que si se “miente, miente, miente” no necesariamente quedará algo, que es mucho mejor hacer que declamar.
Incluir es más que complejo hoy, no va a ser fácil para casi ningún Presidente generar impulsos perfectos para la inclusión, ciertamente el kirchnerismo lo logró por momentos en estos 10 años, pero fueron más los momentos en que no lo lograron, porque la inclusión es un proceso y no solamente un momento o el anuncio de medidas aisladas.
Si el Gobierno Nacional insiste en su estrategia de mentir, mentir y mentir para que “algo quede” no va a ser ciertamente la idea de un “gobierno inclusivo”, sino más bien la de un gobierno mentiroso, que cree que el problema de la inclusión es un problema económico antes que humano.