Por: Martín Yeza
En las últimas semanas adquirió estado parlamentario un proyecto presentado por el diputado camporista José Ottavis, junto a Lucía Portos, Gabriel Godoy y Marisol Merquel, que solicita que la Provincia de Buenos Aires condone una deuda que se estima, oscila entre los 490 y 800 millones de pesos, a la empresa Aerolíneas Argentinas.
Vale aclarar que un gran porcentaje de esta deuda se originó entre 2002 y 2008, previo a la estatización de la compañía, no obstante lo cual, cuando se estatiza se lo hace con deudas y beneficios, que en este caso es como reza aquel axioma, “se privatizan los beneficios y se estatiza la deuda”. Evidentemente, en su configuración cerebral se han convencido de que privado es malo y estatal es bueno, y en este caso puntual, lo malo hecho por el privado, al pasar a ser estatal, se debería volver bueno, y por eso no debería cumplir con sus obligaciones.
Desde alguna tribuna política se podría esperar a ver qué hará el gobernador Daniel Scioli respecto a esta solicitud, porque si accede es un guiño a La Cámpora y si no lo hace podría ser interpretado, cínicamente, como un gesto de distanciamiento. De esta manera, se perdería de vista que lo que está en juego es un multimillonario pasivo en favor de los bonaerenses, ¿o acaso a La Matanza no le pesaría un porcentaje de esos 800 millones? ¿Al Intendente de Florencio Varela le da lo mismo que la Provincia se dedique a perdonar deuda de empresas aeronáuticas? Pero estos legisladores camporistas consideran que la provincia debería condonar la deuda ya que “los bonaerenses acceden a los beneficios derivados de la actividad aerocomercial de Aerolíneas Argentinas”.
Esto constituye una desnaturalización de la representación democrática. José Ottavis ¿es un legislador de los bonaerenses o de los intereses de La Cámpora? ¿Qué hace un legislador bonaerense, nacional y popular, presentando proyectos notoriamente auspiciados por una empresa? En el proyecto argumentan, casi extorsivamente, que la provincia de Buenos Aires “recibe regularmente asistencia financiera del Estado nacional para la realización de obras”. Más aún, podrían explicar de 48 maneras diferentes por qué la Provincia de Buenos Aires en función de recaudadora debería renunciar a tamaño monto, pero esa es una función para el equipo legal de Aerolíneas, no de diputados electos para defender los intereses de los bonaerenses. Con la trampa de argumentar en nombre de la Patria se renuncia a la defensa de cosas simples, básicas y ostensibles.
Llámenme cipayo, pero en Estados Unidos el legislador electo tiene que representar los intereses de su distrito porque de lo contrario no es reelecto, es el primer paso para iniciar una carrera política y el rigor del incumplimiento se hace sentir. Quizás tengan su cuota de responsabilidad las listas sábana, el que no haya desdoblamiento de elecciones, o la advertencia de que si no ponés a “los chicos de La Cámpora” no hay presupuesto; pero también hay una responsabilidad nuestra como votantes al no saber fijar límites electorales a este poder total para representar lo que se les antoje a los legisladores.
Pocas cosas sensatas pueden esperarse a esta altura de Ottavis y sus compañeros, pero lo que sí espero que Daniel Scioli demuestre que ser gobernador no es un cínico juego para la tribuna y determine los intereses que va a defender, si los suyos como candidato del kirchnerismo o los de los bonaerenses como gobernador.