Por: Mundo Asís
Fin de la Revolución Imaginaria. Algarabía cultural del neo-gorilismo.
escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
Después de todo el resultado es casi similar al de 2003. Cuando Menem, El Emir, venció por dos puntos a Kirchner, El Furia, en la primera vuelta que iba a ser la única, ya que no iba a atreverse a participar de la segunda.
En cambio, los dos puntos piadosos que sorpresivamente hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, le lleva de ventaja a Macri, El Ángel Exterminador, anticipan la invariable segunda vuelta.
Es el lanzamiento de la última elección del año extenuante.
Cambio de mariscales
Se asiste al cambio de mariscales previsibles. Hasta la semana anterior, el apotegma de Mariscal de la Derrota parecía pertenecerle a Marquitos Peña, El Pibe de Oro. Pero con el advenimiento del macricaputismo, Marquitos pasa a ser el artesano del triunfo. Junto a don Jaime Durán Barba, El Equeco, que adquiere atributos de genio. Como Emilio Monzó, El Diseñador.
Ahora los mariscales de la derrota deben buscarse en el Frente para la Victoria. Florecen en cantidad. En racimos. El apotegma se dirige prioritariamente hacia Aníbal, El Neo Corach, quien contiene el rencor por tanta traición. O se dirige a Zannini, El Cenador, La Tobillera del propio Scioli. Y también el Mariscal es Scioli, que probablemente no acertó en el tono. Por su naufragio entre las oscilaciones de las diferencias (con La Doctora). O la adhesión total (idem).
Pero el cetro de Mariscal, en realidad, para la evaluación le corresponde a La Doctora. Fue quien falló en la conducción, tarea que le excede. Cuando no logró imponer, como candidato único a gobernador, a Florencio Randazzo, El Loco que se tomó a sí mismo demasiado en serio.
Ahora es el peronismo (agotado, sin ideas ni jefe) el que se lamenta sobre la leche derramada.
La caída sustancial de Aníbal marca la contundente consagración de María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego. Es la máxima estrella del macricaputismo, su mejor producto.
Pero también la caída de Aníbal signa la victoria de los grandes medios de comunicación. En especial del Grupo Clarín.
Cabe consignar que los ejecutivos de Clarín desconocían la magnitud de la sorpresa que se venía. Por lo tanto trataron razonablemente, según nuestras fuentes, de conciliar algún acuerdo con Aníbal, el que temiblemente iba a ser el gobernador. Se registraron conversaciones secretas, que fueron superadas por la novedad de la derrota. Ampliaremos (sólo si viene al caso).
La era del vacío. Lipovetsky
La Revolución Imaginaria del kirchnerismo sucumbe de la peor manera. Se modifica -acaso- por la vaga Era del Vacío. Título tomado a Gilles Lipovetsky.
Es un paso, a pesar de todo, adelante. Es el turno del “cambio”, vaya a saberse qué. Que llega a través de la “nueva política”, que se desconoce cuál es. Porque se demuestra “que se puede”. ¿Y qué es lo que se puede? Ganarle al peronismo kirchnerista. Se percibe, por lo tanto, la algarabía cultural del neo-gorilismo.
Estridente, la señora Carrió, optimista desbordante, confirmaba en la noche eufórica de Costa Salguero que los candidatos eran sólo dos. Mauricio y Daniel. Y de ningún modo tres. Es decir, sin Sergio.
Con seguridad Carrió desconoce los pactos espirituales, oportunamente celebrados entre Mauricio y Sergio. “En la casa del Flaco”.
Fue después del reencuentro transcurrido por el “escándalo de Tucumán”.
¿Conocerá Carrió detalles de las tratativas adelantadas? La ayuda espiritual de Macri a Massa. Para que Massa “no se bajara”.
Fue cuando Massa lo convenció a Macri que -si se bajaba- Scioli podía ganarle a Macri en la primera vuelta, por más de 45 puntos.
Es que después de la pedantería de las PASO, Massa y De la Sota, El Cordobés Profesional -aquí sin La Esfinge Lavagna- se plantearon la duda existencial.
¿Convenía acabar con Macri, que era más fácil, o con el kirchnerismo, una epidemia?
Con lo segundo, por supuesto.
De todas maneras el balotaje, pese al estorbo Carrió, se resuelve en el interior del peronismo crítico. El que está enfrentado al kirchnerismo. Es el peronismo que evitó la perennidad de La Doctora. El que apoya a Massa, De la Sota, o Rodríguez Saa, El Alma de La Puntanidad, y que Macri tenía servido, a su merced.
En su momento, Macri lo desairó. Y ahora debe seducirlo. Para imponerse en la batalla final.
La conquista de Córdoba
En principio, Macri puede entusiasmarse por la conquista de Córdoba. Es donde produjo un fenómeno político. En el territorio donde La Doctora alojó su más grave error. Haber impuesto a Zannini, en la fórmula, como Tobillera equivocada de Scioli. El Cenador es el enemigo declarado de De la Sota, que está de moda, y estará más solicitado aún a partir de esta semana.
Significa que se mantiene la legitimidad de la duda existencial. Entonces puede asegurarse que tienta más apostar por el fin de la Revolución Imaginaria del kirchnerismo. Y dar cierta luz verde hacia la Era del Vacío.
Sin embargo Macri también puede lícitamente entusiasmarse con el apoyo eventual de Massa, al que se halla unido espiritualmente. Y no apenas por la oportuna ayuda sacerdotal, que tal vez llegó solo para que siguiera en la carrera.
Ocurre que Sergio, en la práctica, no tiene retorno en el peronismo. Al menos en la patológica versión kirchnerista. Ya que no sólo le impidió en 2013 el proyecto de eternidad.
De manera que en 2015 Massa y De la Sota pueden anotarse también en la idea vaga del cambio, la que sedujo al Momo, Venegas Lynch. Y celebrarlo, incluso.
Como celebró la señora Malena, La Militante de Barrio, anoche, cuando arrancó el cántico que aludía al “minuto de silencio” para Scioli. “Que está muerto”.
La gran pregunta, para cerrar, es si Scioli huele, en definitiva, a calas. Si está políticamente para “taparlo con diarios”.
O si simplemente Scioli es la última víctima de la maldición que pesa sobre los gobernadores de la inviable Buenos Aires. O peor aún: si su traba consiste en ser del signo de Capricornio.
Habrá que consultar, en todo caso, a Medea.