Por: Nicolás Pechersky
La avenida 9 de Julio será, como hasta ahora, una línea ancha llena de verde, con árboles nuevos que en poco tiempo van a dar buena sombra a cientos de miles de vecinos viajando mejor.
Para obstruir el progreso de la ciudad y la calidad de vida de quienes caminan Buenos Aires todos los días, Ricardo Forster recuerda emocionado cómo se trepaba a nísperos para comer frutas cuando era chico.
Los nísperos son arboles bajos a los que trepan chicos chiquitos. Las ideas de Forster son bajas, sus argumentos son chicos, pero no tienen nada de la inocencia de los chicos que comen frutas dulces en una rama.
Forster funciona con las reglas básicas de la propaganda, esa disciplina que usa la mentira como motor para obtener objetivos a cualquier costo. La propaganda se usa en la guerra para manipular al pueblo o al enemigo, según convenga. Forster usa sus conocimientos técnicos de comunicación, escondidos abajo de la pluma que también usa para hablar bien de sí mismo, para cumplir su trabajo de redactor a sueldo de un gobierno que entiende la política como una lucha sólida entre buenos y malos en la que no hay ningún diálogo posible.
El germen de la destrucción del kirchernismo, lo que lo vuelve malo para el país, es la fe en la cruzada que inventaron en sus mentes. En el cuento de buenos y malos al servicio del poder que sirve también para justificar todo lo propio y criticar todo lo distinto.
Como agente de propaganda, Forster usa la nube de sentidos positivos alrededor del concepto “árbol” para impulsar el objetivo político concreto de sus empleadores, que es que a Macri le vaya mal.
Forster habla de los árboles para echar leña al fuego.
El Gobierno de la Ciudad entiende que su trabajo es hacer mejor la vida en Buenos Aires. Eso se consigue entendiendo demandas, planificando y haciendo. Hacer hace ruido, genera problemas reales que deben ser solucionados, y problemas políticos. El que hace se expone a los profesionales de la crítica, que por lo general son bastante malos haciendo.
Poder circular mejor por la ciudad es una necesidad y un reclamo urgente de las siete millones de personas que viven Buenos Aires todos los días. Las obras del Metrobus en la 9 de Julio van a mejorar mucho la manera de viajar en Buenos Aires y forman parte de una mirada integral sobre qué hacer con el tránsito en la Ciudad.
En la 9 de Julio hay 1500 árboles y para la traza del Metrobus vamos a mover 300 de los 1500. Casi 200 se mueven dentro de la 9 de Julio para poder ganar un carril. Varios se llevarán al Parque Thays. Se van a plantar más de 500 árboles nuevos por la obra del Metrobus. Ojalá recordara Ricardo que con la construcción de Tecnópolis destruyeron un parque de 80 mil metros con más de 500 árboles.
La pregunta es si el gobierno nacional está en condiciones de debatir de manera seria, sin propaganda, cuáles son sus políticas de cuidado del medio ambiente, esa agenda grande que incluye, en el tope de prioridades, a los árboles que Forster dice amar.