Por: Nicolás Pechersky
Lo primero que tenemos que tener presente es que en la Franja de Gaza el gobierno es Hamas y sus acciones deben ser juzgadas como las del gobierno soberano del territorio en conflicto.
Lo segundo es que no se puede juzgar las acciones de un territorio en conflicto bélico constante, con valores de un territorio en tiempos de paz. Por más tentador que sea para una gran parte de la opinión pública decir que Israel debe defenderse de diez años ininterrumpidos de bombardeos a su población civil con buenas intenciones, discursos en la ONU y pedidos de paz.
>Algunos incluso se dan el lujo de celebrar con nostalgia las épocas donde la Unión Soviética se dedicaba a conquistar la mitad de Europa, a la par de ser responsable del asesinato de decenas de millones de personas en una de las dictaduras más cruentas e inoperantes en la historia de la humanidad, mientras atacan a Israel íntegramente por la conquista de un territorio que, sin lugar a debate, fue habitado por el pueblo judío mucho antes que por cualquier otro que hoy pelee por su soberanía.
El judaísmo es un pueblo mucho antes que una religión. Habitó un territorio hasta que fue expulsado. Durante 1500 años vivió en exilio y fue perseguido y exiliado de cada lugar donde se ubicó, víctima de la tortura, la confiscación, el asesinato, en definitiva, del genocidio. Fue también un pueblo esclavo en territorio africano, mucho antes de ser los africanos esclavos del mundo occidental.
El conflicto entre Israel y Palestina es un conflicto de gobierno. Nadie discute que tanto judíos como palestinos tienen derecho a vivir ahí, a convivir en paz, a elegir y ser elegidos como representantes.
Lo que se discute es qué tipo de sociedad queremos ahí y bajo qué valores queremos que convivan. Israel es un ejemplo en materia de Derechos Humanos, desarrollo social, educación, salud. Es abierta a la inmigración y respetuosa de la libertad de culto.
El código penal de Gaza aprueba el azote público, la crucifixión y amputación de miembros, ahorcar a “infieles y colaboradores” y arrastrarlos atados a motocicletas. En su Constitución dicen expresamente que su finalidad es la aniquilación total del pueblo judío.
Los palestinos son víctimas y rehenes de un gobierno terrorista e inhumano, más propio de la edad media que del siglo 21.
El fin de la guerra depende solo de Hamas. El día que dejen de bombardear civiles inocentes el conflicto se termina, automáticamente. Mientras eso no suceda, agradezcamos que Israel tenga uno de los ejércitos más desarrollados y profesionales del mundo, y que se dedique con su vida y la de su orgulloso pueblo a defender los valores de la igualdad y la libertad que tanta falta le hacen a ese rincón oscuro del planeta donde los derechos humanos no son ni una frase armada de un volante político.