El miércoles pasado, luego de cuatro días “más tranquilos que de costumbre” en términos de noticias, la opinión pública se desayunó con la solicitada del diputado Francisco de Narvaez titulada “Ella o Vos”. Ya, desde su título, la solicitada se expresa como si la Presidenta no fuera parte de un gobierno elegido democráticamente que representa a todos los argentinos. Esta solicitada contiene varios enunciados sobre distintos temas de la actualidad nacional, que considerados con detenimiento, son fácilmente refutables.
Cuando se refiere al país de “ella”, habla de una Argentina presuntamente sometida a los caprichos de la Presidenta “que pretende reformar la Constitución y que gobierna según el humor con el que se despertó a la mañana”. Claramente, la Presidenta no gobierna según su humor, ya que desde 2003 en adelante se sigue una misma política en diversos aspectos sociales, políticos, económicos, que marcan un denominador común vinculado a la defensa de los intereses nacionales por sobre las ambiciones corporativas, siempre priorizando a los más humildes. Resulta a esta altura redundante señalar que sobre la modificación de la Constitución Nacional, la primera mandataria nunca se refirió al respecto.
Luego, la solicitada pasa a describir el país “nuestro”. Si se tiene que cumplir la Constitución, también deberían cumplirse las leyes que se desprenden de ella, como la Ley de Medios, que no se encuentra todavía en plena vigencia debido a los resortes judiciales que maneja el Grupo Clarín y que mantienen suspendidos algunos de sus artículos. A esta presión de la corporación judicial, se le suman voces de la oposición haciendo causa común con el oligopolio mediático. Asimismo, la solicitada se refiere a “un país que no es de nadie porque es de todos”, pero precisamente si hay algo que no se le puede cuestionar a este gobierno es su continuo trabajo por la inclusión social, la redistribución del ingreso y los derechos humanos, lo que hace que el país sea, ahora sí, de todos los habitantes.
Para finalizar, lo más curioso de esta solicitada es que el supuesto país de “nosotros” le exige a los políticos que sean menos políticos y más “personas”. ¿Acaso son cualidades mutuamente excluyentes? Un político- resulta obvio señalarlo- antes que nada es una persona; esta afirmación no hace otra cosa que demostrarnos las intenciones de algunos sectores de la oposición por “despolitizar la política” y de transformar a los candidatos en bienes de consumo, con una mirada sobre la acción política en apariencia desideologizada, pero que esconde una visión conservadora y antipolítica de quienes, se supone, deberían abonar lo contrario.
De un tiempo a esta parte, se viene hablando de los dos “proyectos” de país. Está “el país de ella” que es el de la mayoría de los argentinos: el de la inclusión social, los derechos humanos, la redistribución del ingreso y la democracia; y está también el país de algunos, los que pretenden armar candidatos a gusto del consumidor sin propuestas concretas y buscan volver a las políticas neoliberales que destruyeron a la industria nacional entre 1976 y 2001.
En este año electoral, por lo tanto, se pondrá el foco en estos dos “proyectos” de país más que nunca. Al margen de los pronombres personales, los referentes de la derecha están tratando de embarrar la cancha varios meses antes de los comicios. Pero, como diría Juan Domingo Perón, “la verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”.