La lucha contra las llamadas nuevas amenazas a la seguridad tales como el narcotráfico, el crimen organizado y el terrorismo se debe convertir en un objetivo transaccional de absoluta prioridad y exige una estrategia y una intensa cooperación internacional. La Argentina enfrenta o ha enfrentado las tres dimensiones. Sin embargo, no se nota una comprometida política exterior destinada a establecer marcos cooperativos efectivos para luchar con decisión contra esos flagelos.
Es necesario pasar con urgencia de los enunciados diplomáticos a la acción. Los mecanismos regionales y subregionales de América del Sur deberían encarar la cuestión con otra determinación y acordar, cuanto menos, una estrategia más efectiva de acción común. Los ámbitos bilaterales, sea con Brasil, Paraguay y Bolivia –las fronteras más comprometidas- deberían abordar la problemática con otro énfasis y determinación. La Triple Frontera, una muestra de supuesta cooperación tripartita, nunca ha salido del intercambio de datos o del diagnóstico.
Los resultados de la reducida cooperación regional están a la vista. Parecería que por la liviandad de la acción regional el narcotráfico y el crimen organizado deambularan con carta patente. La mayoría de los países del Cono Sur no muestran una cooperación integra a la altura de las circunstancias. Las fronteras se han convertido en coladores con fuerzas de seguridad de bajo nivel de efectividad. Los medios técnicos de control o detección temprana brillan por su ausencia.
Las Cancillerías, juntos con los organismos competentes de cada Estado, tendrían la obligación de coordinar y negociar visiones y actitudes, incluso normas comunes para el derribo de aeronaves o sobre el papel cooperativo fronterizo de las respectivas fuerzas armadas, entre otros. Hasta ahora los esfuerzos, de existir, no han dado mayores resultados y permite interpretar que nadie se hace del todo responsable. La gravedad de la situación, no permite continuar con tanta aparente desidia.
El narcotráfico y el crimen organizado no son hipótesis de trabajo abstractas sino realidades que golpean diariamente. El terrorismo, tras los criminales atentados en Buenos Aires, también requiere urgente atención como lo muestra la información pública sobre la creciente presencia de numerosos yihadistas latinoamericanos en Siria e Irak.
Todas estas amenazas a la seguridad nacional ponen en evidencia la necesidad que la Argentina este alerta y en acción. Exige además promover una política exterior que asuma a dichas cuestiones con la debida prioridad en el ámbito regional como global. El cuadro de gravedad no permite más demora.