Las tragedias que sacuden a la Argentina no parecen encontrar la luz por medios propios y quizás ha llegado la hora de reflexionar sobre la conveniencia de aprovechar las herramientas que ofrece la cooperación internacional para las investigaciones judiciales no resueltas. Ya no es posible que sucesos gravísimos en la vida de todos terminen siempre sin solución. Es desilusionante y atemoriza. El tendal de dolorosas muertes exige un cambio de lógica y un mejor reconocimiento sobre las eventuales limitaciones sean técnicas o políticas. Es hora de empezar a pensar que la búsqueda de verdad y justicia debe tener prioridad para poner fin a un ciclo demasiado largo de impunidad.
Un número de países amigos han sido generosos al ofrecer medios técnicos para asistir en las investigaciones judiciales sensibles. La Argentina hasta ahora ha sido rehacía en aceptar esa asistencia. Quizás sea oportuno cambiar de actitud. El candidato presidencial Sergio Massa, por su parte, ha sugerido ofrecer recompensas a quienes puedan aportar información relevante para los casos en investigación. También ha señalado la importancia de eventualmente convocar expertos internacionales que asistan en las investigaciones.
Es obvio que hay que salir de la parálisis, se trate de la muerte del Fiscal Alberto Nisman o a más de dos décadas de dilación en las investigaciones del criminal atentado a la AMIA. Lo que está también claro es que no se puede seguir sin hacer nada. Menos aún descansar en el Memorándum de Entendimiento con Irán.
La eventualidad de que ese acuerdo se imponga, tal como propugna el gobierno, sería una catástrofe (en hebreo la palabra significa shoa). Sería asegurar que todo el esfuerzo de investigación caiga a fojas cero. La mal llamada Comisión de la Verdad es el instrumento para desacreditar todo el esfuerzo de la causa. Asimismo, pese a que el gobierno lo niegue una y otra vez, es el mejor camino hacia el levantamiento de las cédulas rojas de Interpol tal como lo advertía razonablemente el Fiscal Nisman.
El mismo mecanismo de entrada en vigor del Memorándum es una trampa. Es notable que se haya incluido dos formas distintas para que las cláusulas del acuerdo sean operativas. Por un lado, el grueso del Memorándum requiere la ratificación parlamentaria. Por otro, el punto siete relacionado con las cédulas rojas, solo necesita la firma para que el Memorándum de Entendimiento sea notificado a Interpol ¿Por qué esa diferencia?
En ese contexto, es de pura lógica que el Fiscal Nisman –además de otros indicios- haya denunciado alguna maniobra o intención, cuanto menos, poco transparente en sus objetivos.
El juez de la causa decidirá al respecto y es importante que se siga manteniendo plena confianza en el Poder Judicial. Es de esperar que los Magistrados responsables del impulso de las distintas causas judiciales también mediten sobre la eventual conveniencia de convocar expertos internacionales en las investigaciones que así lo requieran. El fin de la impunidad quizás obligue a pedir ayuda.