Por: Rubén Giustiniani
Hace un año la tragedia de Once dejó 51 víctimas y 700 heridos, todos ellos jóvenes, estudiantes, trabajadores, la mayoría ellos pertenecían a hogares de bajos recursos. Hoy el recuerdo de su familia y el homenaje de toda la sociedad es la expresión más firme en busca de justicia frente a un gobierno ausente ante el dolor y sin capacidad de respuestas para solucionar el deficiente sistema ferroviario que sigue vigente.
Siempre he sostenido que es imprescindible que el Estado ejerza el adecuado control y fiscalización del transporte de pasajeros con una firme política de regulación de los servicios públicos concesionados, que garantice a los usuarios condiciones adecuadas tanto en calidad como cantidad de servicio. Me opuse en su momento a la política de privatizaciones y desde aquel momento mi preocupación por la calidad del servicio público que reciben los usuarios ha sido permanente.
En mi condición de senador socialista presenté iniciativas parlamentarias que no sólo buscan regular el servicio de trenes de pasajeros, sino que además solicité la presencia del ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios Julio De Vido y del entonces secretario de Transporte de la Nación Juan Pablo Schiavi, para que expliquen y brinden informes sobre la actividad de fiscalización y control de la concesión del servicio público ferroviario de pasajeros de la ex línea Domingo F. Sarmiento, después de la fatalidad que nos conmovió el 22 de febrero del año pasado.
La tragedia de Once es la clara muestra del perverso funcionamiento del sistema de los servicios públicos concesionados que desde la década de los noventa mantiene una connivencia entre funcionarios y empresarios donde los perjudicados siempre son los usuarios. Entes de control intervenidos por el Estado que nunca defienden al usuario, subsidios millonarios pactados entre cuatro paredes sin ningún tipo de control, cuya resultante es la del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime con 40 causas judiciales por enriquecimiento ilícito y otros delitos.
Es necesaria una política de Estado que apunte a desarrollar el ferrocarril de pasajeros y de cargas. Somos uno de los países con los mayores índices de muertes en accidentes viales en rutas sobrecargadas de camiones. Es necesario un desarrollo del sistema ferroviario para que los ciudadanos puedan viajar a su trabajo en condiciones seguras.
Corrupción, connivencia e impunidad es un círculo peligroso para cualquier sociedad. El fracaso de este modelo privatizador ha sido muy grande, esto ha significado un costo terrible para todos los argentinos.
No hay dudas que la gobernabilidad es dar las respuestas correctas al ciudadano.