Por: Sabina Covo
Esta pasada semana se celebró en Cartagena, Colombia, la asamblea de la Interpol, en la cual se revelaron varios indicativos interesantes. Según estudios internacionales citados en el evento, hay más de 650 millones de armas en el mundo en poder de civiles. Uno de los indicativos que más me llamó la atención tiene que ver con la gran cantidad de armas que hay en posesión de civiles en Estados Unidos. Más de 270 millones. No me sorprende la cifra, porque en Estados Unidos es sumamente fácil adquirir un arma ya que la regulación de la industria va de poco a nada, y además es un derecho constitucional. Pero sí preocupan los 270 millones de armas en las calles cuando vemos casos como el del estudiante de la escuela en Nevada que le disparó esta semana a un profesor e hirió a dos estudiantes, y el hecho de que han podido ser más las víctimas. Las autoridades dicen que el estudiante tomó el arma de uno de sus padres, también dicen que no conocen los motivos del tiroteo.
¿Se necesita más control para adquirir un arma o hay fallas en el sistema de salud mental del país? Son numerosos los tiroteos que vemos en los años recientes, y se ha tornado una costumbre “macabra” escuchar de escuelas cerradas por la creencia de que hay un sujeto armado en la misma. Pero no sólo son escuelas, también son centros comerciales, eventos públicos, universidades, cualquier lugar puede ser el blanco de un arma en las manos equivocadas. Controlar el sistema de salud, o darse cuenta de quienes podrían hallar un arma y ser una amenaza a la sociedad es difícil, pero no imposible.
Tampoco es imposible regular los pedidos de armas por internet, o la cantidad de armas que pide un solo sujeto. Estos serían estudios necesarios que deberían hacerse tanto dentro como fuera del país. Suficientes tragedias tenemos con las guerras. Sin incluir las vidas que se pierden en ellas, cada 75 segundos una persona muere asesinada en el mundo a causa de la posesión de un arma ilegal, y esta cifra no incluye las muertes con armas legales (como es el caso del tiroteo de Nevada, por ejemplo).
Ya perdí la cuenta de las columnas que he escrito acerca de las armas en las que hago referencia a un tiroteo reciente. ¿Cuántas más habrá que escribir? Es vergonzoso que en un país desarrollado como Estados Unidos sigan ocurriendo tragedias porque las armas llegan a las manos equivocadas. ¿Será que nuestros congresistas, en vez de estar cerrando y abriendo el gobierno como un juego político, deberían fijarse más en la realidad social de Estados Unidos? De pronto se darían cuenta de que la política no es un juego y que cada día se pierden más vidas por problemas no atendidos por ellos. La Interpol considera el uso delictivo de las armas de fuego “una amenaza a la seguridad de los ciudadanos, la paz, la estabilidad y el desarrollo de todo el planeta”. ¿Será que nuestros congresistas piensan igual que la Policía Internacional, es decir, los expertos?