ROMA, 8 de enero de 2013 – Por segundo año consecutivo, al recibir ayer al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, Benedicto XVI mantuvo un silencio prudente sobre China.
No sólo eso. Se ha mantenido insólitamente sobrio respecto a referencias específicas sobre uno u otro país. Ha citado por su nombre menos de una docena, en este orden: Siria, Israel, Palestina, Irak, Líbano, Egipto, Cuerno de África, República Democrática del Congo, Nigeria, Mali, República Centroafricana.
Por el contrario, el papa Joseph Ratzinger ha dedicado los pasajes principales de su discurso a cuestiones más universales y de principio.
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En primer lugar, al nexo entre el olvido de Dios y la violencia, así como también al peligro de un fanatismo de matriz religiosa:
“A veces hoy se nos hace creer que la verdad, la justicia y la paz son una utopía y que se excluyen mutuamente. Parece imposible conocer la verdad y los esfuerzos por afirmarla parece que desembocan con frecuencia en la violencia. Por otra parte, y de acuerdo con una concepción muy difundida, el empeño por la paz consistiría en una búsqueda de compromisos que garanticen la convivencia entre los pueblos o entre los ciudadanos dentro de una nación.
“Desde el punto de vista cristiano, por el contrario, existe un vínculo íntimo entre la glorificación de Dios y la paz de los hombres sobre la tierra, de modo que la paz no es fruto de un simple esfuerzo humano sino que participa del mismo amor de Dios. Y es precisamente este olvido de Dios, en lugar de su glorificación, lo que engendra la violencia. En efecto, ¿cómo se puede llevar a cabo un diálogo auténtico cuando ya no hay una referencia a una verdad objetiva y trascendente? En este caso, ¿cómo se puede impedir el que la violencia, explícita u oculta, no se convierta en la norma última de las relaciones humanas? En realidad, sin una apertura a la trascendencia, el hombre cae fácilmente presa del relativismo, resultándole difícil actuar de acuerdo con la justicia y trabajar por la paz.
“A estas manifestaciones del olvido de Dios se pueden añadir las que son debidas a la ignorancia de su verdadero rostro, que es la causa del fanatismo pernicioso de matriz religiosa, y que también en2012 haprovocado víctimas en algunos países aquí representados. Como ya he afirmado, se trata de una falsificación de la religión misma, ya que ésta por el contrario busca reconciliar al hombre con Dios, iluminar y purificar las conciencias y dejar claro que todo hombre es imagen del Creador”.
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En segundo lugar, Benedicto XVI ha denunciado una concepción “equívoca” de los derechos humanos, que abre el camino a leyes favorables al aborto y a la eutanasia:
“La construcción de la paz pasa siempre por la protección del hombre y de sus derechos fundamentales. Esta tarea, incluso cuando se lleva a cabo con diversa modalidad e intensidad, interpela a todos los países y debe estar constantemente inspirada por la dignidad trascendente de la persona humana y por los principios inscritos en su naturaleza.
“Entre estos figura en primer lugar el respeto de la vida humana, en todas sus fases. A este propósito, me alegra que una Resolución dela Asambleaparlamentaria del Consejo de Europa, en enero del año pasado, haya solicitado la prohibición de la eutanasia, entendida como la muerte voluntaria, por acto o por omisión, de un ser humano en estado de dependencia.
“Al mismo tiempo, compruebo con tristeza como en diversos países de tradición cristiana se pretenden introducir o ampliar legislaciones que despenalizan o liberalizan el aborto. El aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es gravemente contrario a la ley moral. Cuando afirma esto, la Iglesia no deja de tener comprensión y benevolencia, también hacia la madre. Se trata, más bien, de velar para que la ley no llegue a alterar injustamente el equilibrio entre el derecho a la vida de la madre y el del niño no nacido, que pertenece a ambos por igual. En este ámbito, es una fuente de preocupación el reciente fallo de la Corte interamericana de derechos del hombre, relativo a la fecundación in vitro, que redefine arbitrariamente el momento de la concepción y debilita la defensa de la vida prenatal.
“Sobre todo en Occidente, se encuentran lamentablemente muchos equívocos sobre el significado de los derechos del hombre y los deberes que le están unidos. Los derechos se confunden con frecuencia con manifestaciones exacerbadas de autonomía de la persona, que se convierte en autorreferencial, ya no está abierta al encuentro con Dios y con los demás y se repliega sobre ella misma buscando únicamente satisfacer sus propias necesidades. Por el contrario, la defensa auténtica de los derechos ha de contemplar al hombre en su integridad personal y comunitaria”.
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En tercer lugar, el Papa ha dado la voz de alarma sobre los ataques a la libertad religiosa y a la objeción de conciencia:
“La paz social está amenazada también por ciertos atentados contra la libertad religiosa: en ocasiones se trata de la marginación de la religión en la vida social; en otros casos, de intolerancia o incluso de violencia contra personas, símbolos de identidad e instituciones religiosas. Se llega también al extremo de impedir a los creyentes, especialmente a los cristianos, contribuir al bien común a través de sus instituciones educativas y asistenciales.
“Para salvaguardar efectivamente el ejercicio de la libertad religiosa es esencial además respetar el derecho a la objeción de conciencia. Esta ‘frontera’ de la libertad toca principios de gran importancia, de carácter ético y religioso, enraizados en la dignidad misma de la persona humana. Son como ‘los muros de carga’ de toda sociedad que desea ser verdaderamente libre y democrática. Por consiguiente, prohibir, en nombre de la libertad y el pluralismo, la objeción de conciencia individual e institucional, abriría por el contrario las puertas a la intolerancia y a la nivelación forzada”.
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Por último, el Papa no ha descuidado hacer referencia a la crisis económica y a sus efectos sobre la vida de las poblaciones, diciendo entre otras cosas:
“Si el índice diferencial entre los tipos financieros constituye una preocupación, las crecientes diferencias entre un pequeño número, cada vez más rico, y un gran número, irremediablemente más pobre, debería despertar preocupación. Se trata, en una palabra, de no resignarse al ‘Spread de bienestar social’, mientras se combate el financiero”.
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El texto íntegro del discurso del Papa al cuerpo diplomático está en la página web del Vaticano: “Excelencias…”
A continuación hay un cuadro actualizado del aparato diplomático de la Santa Sede, publicado el sábado 5 de enero en Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana.
ASÍ HABLA EL VATICANO CON EL MUNDO
por Gianni Cardinale
El pontificado de Benedicto XVI no se caracteriza por provenir de un contexto geopolítico parangonable al anterior, el cual estuvo signado entre otras cosas por la caída del Muro de Berlín. Pero no por esto decae el interés que las cancillerías del mundo reservan a la Santa Sede. Más bien sucede lo contrario.
Con el papa Joseph Ratzinger han aumentado ulteriormente los países con relaciones diplomáticas plenas con la sede de Pedro y se han multiplicado los acuerdos entre el Vaticano y los países de todo el mundo, con especial atención dirigida a África.
En algunos de los cablegramas hechos públicos por WikiLeaks, referidos a la visita del presidente Barack Obama al Papa en el 2009, la embajada de Estados Unidos en el Vaticano subrayaba cómo la Santa Sede ocupaba en ese entonces el segundo lugar, precedida por Estados Unidos, según el número de países con los que mantenían relaciones diplomáticas: en esa época eran respectivamente 177 y 188.
Sin embargo, en el año 1900 las relaciones con relaciones diplomáticas con la Santa Sede eran apenas una veintena. Pero en 1978 ya reunían a 84. En el año 2005 eran 174. Y con Benedicto XVI han alcanzado la cifra de 179.
Efectivamente, en 2006 se establecieron relaciones con el recién constituido Montenegro, en 2007 con los Emiratos Árabes Unidos, en 2008 con Botsuana, en 2009 se produjo el retorno de la Federación Rusa, con la que ya había relaciones de naturaleza especial, como las que continuaron subsistiendo con la OLP, y en 2011 se han alcanzado finalmente relaciones diplomáticas plenas con Malasia.
La Santa Sede tiene también vínculos diplomáticos con la Unión Europea y con la Soberana Orden Militar de Malta, y mantiene observadores permanentes acreditados en las principales organizaciones internacionales gubernamentales, como por ejemplo la ONU en las sedes de Nueva York y Ginebra, el Consejo de Europa en Estrasburgo, la FAO en Roma, la Unesco en París y en la Organización Mundial de Comercio. Además, mantiene relaciones con la Liga de los Estados Árabes y con la Organización de la Unidad Africana. Es miembro histórico fundador de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, que tiene su sede en Viena. Y en 2011 se acreditó por primera vez un nuncio en la ASEAN, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Y desde diciembre del 2012 es observador extraregional en el Sistema de Integración Centroamericana.
Desde el punto de vista de las relaciones multilaterales, en 2012 se produjo la primera evaluación de Moneyval, recibida “con satisfacción” en los Palacios Sagrados, sobre las medidas para prevención del lavado de dinero y del financiamiento para el terrorismo adoptadas por la Santa Sede y por el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Entre los países con los que la Santa Sede tiene relaciones diplomáticas está también la China de Taiwan, pero en la que desde 1979 no reside más un nuncio, sino solamente un simple “encargado de asuntos ad interim”. De todos modos, se mantienen los vínculos entre las dos partes, como lo atestigua el intercambio de notas verbales con las que el pasado 17 de diciembre se ha rubricado un “Acuerdo cultural administrativo entre la Santa Sede y la República de China”. En Roma se espera siempre el momento de poder trasladar –cuando sea posible– la nunciatura a Pekín. Entre tanto, una representación diplomática vaticana reside en forma estable en la llamada “misión de estudio” en Hong Kong, que también figura formalmente en la nunciatura de Filipinas. Desde 2007 ya no trabaja más en esta representación un eclesiástico del servicio diplomático, sino dos.
China popular es el más grande entre los países que no tienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede. Pero no es el único.
Aparte de Kosovo –cuyo reconocimiento tendrá lugar cuando su estatus internacional sea menos controvertido– y Sudán (a cuya proclamación de independencia el 9 de julio de 2011 el Papa envió una delegación oficial), la Santa Sede no mantiene todavía relaciones diplomáticas con quince Estados, en su mayoría asiáticos, en buena parte con población mayormente islámica.
En ocho de estos países no está presente ningún enviado vaticano: Afganistán, Arabia Saudita, Bután, China Popular, Corea del Norte, Maldivas, Omán y Tuvalu.
Mientras que están a cargo delegados apostólicos –es decir, representantes pontificios acreditados en las comunidades católicas locales, pero no ante los gobiernos– en otros seis países: tres africanos (Comoras, Mauritania y Somalia) y tres asiáticos (Brunéi, Laos y Myanmar).
Es especial el caso de Vietnam, con el que se han iniciado formalmente las tratativas para alcanzar plenas relaciones diplomáticas y, para ello, en el 2011 se ha nombrado un representante vaticano no residente ante el gobierno de Hanoi.
Siempre en el cuadrante del sudeste asiático, también el año pasado se envió un encargado de asuntos en Malasia, monseñor Marek Zalewski, signo del probable nacimiento de una nueva sede para una nunciatura.
Actualmente son unos ochenta los países que tienen un embajador acreditado en la Santa Sede que reside habitualmente en Roma. Los otros países están representados en general por diplomáticos que residen en otras capitales de Europa. En efecto, se sabe que la Santa Sede no acepta embajadores si al mismo tiempo no hay otro acreditado ante el Estado italiano.
A pesar de que en el 2011 Irlanda había rebajado su propia representación, de residente a no residente, hay que remarcar que con el papa Ratzinger, por el contrario, se han convertido en residentes los embajadores anteriormente no residentes de Australia, Camerún, Timor Oriental, Benín y, desde el año pasado, Nigeria, el país africano más poblado.
Como se puede advertir, tres de estos últimos cinco países pertenecen al continente negro, lo que parece constituir su respuesta al particular interés diplomático, más que pastoral, que el pontificado de Benedicto XVI dedica a África.
Efectivamente, en este continente se ha reforzado la red de nunciaturas con dos nuevas sedes: en Burkina Faso en 2007 y en Liberia en 2008. Luego en el 2010, además del presente en Timor Oriental, fueron nombrados otros tres “encargados de asuntos” con residencia estable en tres países africanos: Chad, Gabón y Malaui. Sin olvidar que cuatro de los actuales cinco nuncios africanos fueron nombrados por el papa Ratzinger, se puede agregar que el año pasado fueron firmados dos acuerdos-marco entre la Santa Sede y países africanos: con Guinea Ecuatorial y Burundi.
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Actualmente están activamente en funciones en todo el mundo 99 nuncios apostólicos, algunos de ellos a cargo de varios países.
Poco menos de la mitad, 48, son italianos, un porcentaje inferior respecto al pasado. En 1961 provenían de Italia 48 nuncios sobre un total de 58, es decir, el 83%. En 1978 eran 55 sobre un total de 75, el 73%. Este descenso está destinado a continuar, visto que con Benedicto XVI han sido elevados al episcopado 41 nuncios en su primer nombramiento, de los cuales sólo quince son italianos, es decir, el 37%.
De todos modos, todavía los italianos son los representantes pontificios en países eclesiástica o políticamente de máxima importancia como Francia, España, Gran Bretaña, Polonia, Estados Unidos, Brasil, Israel-Jerusalén y Palestina y la misma Italia. Los otros nuncios provienen en su mayoría del resto de Europa (25, de los cuales seis son polacos; cinco españoles y otro tantos franceses), pero también de Asia (12), de Norteamérica (7, todos de Estados Unidos), de África (5) y de América Latina (2).
Están actualmente vacantes las residencias de las nunciaturas de Costa de Marfil, El Salvador, Irán, Malta, Kenia y Uganda. Mientras que en el transcurso de 2013 estará libre la de Bulgaria.
Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.