Por: Silvina Batakis
Honrar los compromisos asumidos es uno de los valores fundamentales de la gestión del gobernador Daniel Scioli, presente en cada una de sus acciones de gobierno.
A las voces que especulaban con la supuesta incapacidad de la Provincia de Buenos Aires de afrontar el pago del medio aguinaldo del mes de julio, los hechos demostraron una vez más la previsibilidad y sustentabilidad de nuestras políticas.
Muchos hablaron de déficits astronómicos, con predicciones que lo llevarían hasta $20 mil millones para el actual ejercicio 2013. No son sólo las cifras las que están fuera de la realidad de la Provincia.
Por estos días se conmemoró el nacimiento de un célebre escritor, Franz Kafka. En su obra La metamorfosis, el personaje de Gregorio Samsa se despierta un día transformado en un gran insecto. El desconcierto y la agonía que transmite el autor son los mismos sentimientos que generan los agoreros profetizando sobre la crisis provincial. En términos económicos, el déficit de la provincia es el que sufre la terrible metamorfosis y se transforma en cifras siderales. En este caso, el escenario no son los pasajes imaginarios de Kafka sino la pesadilla de aquellos que temieron no cobrar el aguinaldo.
Si quienes opinan públicamente y construyen un relato penoso analizaran las proyecciones oficiales, observarían que la estimación del déficit para 2012 fue de $9.042 millones, y el cierre demostró que fue de $8.857 millones.
Lo que revela la evolución de las finanzas públicas provinciales, con números concretos, es el sostenido esfuerzo para cambiar el curso del déficit estructural que tiene históricamente la provincia de Buenos Aires. Déficit estructural que muchos parecen hoy descubrir pero que data de la década de los ’80.
Históricamente esta brecha se cubrió tanto con aportes nacionales no automáticos como por endeudamiento, instrumentos de los que hoy no disponemos. Pero no nos quedamos cruzados de brazos sino que optamos por diseñar una estrategia de financiamiento en base al esfuerzo propio. Realizamos reformas tributarias de carácter progresivo que aumentaron la recaudación; fortalecimos ARBA para bajar la evasión y nos concentramos en sacarle el máximo de eficiencia a cada peso invertido.
Por otro lado, ya en 2007 habíamos encarado una sustancial política de desendeudamiento, en consonancia con la aplicada a nivel nacional, para aliviar los pagos de deuda. De esta manera, refinanciamos deuda más cara por deuda más barata aprovechando la liquidez del mercado local, a la vez que fuimos beneficiados por los planes de refinanciación de deudas del Gobierno Nacional.
El efecto conjunto de la política de desendeudamiento y el incremento de la recaudación permite hoy mostrar una mejora histórica en los indicadores de sustentabilidad fiscal. Mientras que al inicio de la gestión, necesitábamos recaudar 13 meses para pagar la totalidad de la deuda, hoy nos alcanzaría con menos de 7 meses. De seguir este camino, nuestras proyecciones indican que a fines de 2015 sólo se necesitarán entre 2 y 3 meses.
Desendeudarse no es un objetivo en sí mismo. Su razón de ser es mejorar la redistribución de recursos, en consonancia con el sesgo progresista de la gestión provincial: recursos que antes se destinaban a pagos de deuda se pueden asignar a servicios sociales para los que más lo necesitan.
Los resultados de la estrategia de recuperación fiscal en la provincia son los que aseguran el cumplimiento de los compromisos asumidos, como el pago del medio aguinaldo. En palabras de nuestro gobernador, honramos los compromisos “para seguir contribuyendo en una provincia que tiene una gran responsabilidad de cara al conjunto de la Nación, en influir positivamente en un agenda económica y social más exigente que tenemos por delante, convencidos de las enormes oportunidades y posibilidades que hay en la provincia”.