Por: Adam Dubove
Hace algunas semanas la presidenta Cristina Kirchner lanzó la campaña “Mirar para Cuidar”. La campaña tiene como objetivo demostrar que el gobierno está haciendo algo para para atender los serios problemas de inflación en Argentina, y cuyo impacto alcanza a todos los sectores de la sociedad, pero especialmente golpea a los de menos recursos. En la práctica, la campaña “Mirar para Cuidar” consiste en cuadrillas paraestatales de integrantes de La Cámpora y otras agrupaciones que se dedican a verificar los precios que exhiben en sus góndolas los supermercados para contrastarlos con el listado exhibido por el gobierno en el marco del famoso “acuerdo de precios”. Esta es la principal estrategia del gobierno para frenar la inflación, y los esfuerzos son fútiles.
Es sabido, la teoría y la práctica lo demuestran, que estos controles de precios son un fracaso, las diversas estrategias utilizadas para evadirlos son la principal causa por la que aún los desabastecimientos no son generalizados, y sin embargo el faltante de ciertos productos y la racionalización de otros han comenzado a observarse más a menudo en los supermercados.
La campaña “Mirar para Cuidar” trae además reminiscencias a lo peor de los regímenes estatistas autoritarios, la idea de civiles siendo organizados para controlar a sus pares, espías dentro de la propia sociedad civil que colaboran en crear un sistema de sospechas donde rápidamente todos empiezan a desconfiar de todos los demás, es una forma sencilla de destruir el tejido social y generar un conflicto. Esto no es sorprendente, la teoría política a la que adhiere este gobierno, esbozada por el filósofo nazi Carl Schmitt, hace hincapié en el conflicto social.
La inflación no es algo nuevo en este país. La emisión monetaria, responsable de la inflación, ha sido uno de los mecanismos preferidos de los gobiernos a lo largo de la historia para financiar el gasto público por diversos motivos. Por un lado, se trata de una forma sigilosa de financiarse, la emisión monetaria no se encuentra sometida al control del Congreso por lo que el titular del Banco Central tiene la libertad de “imprimir” a gusto, sea este un Banco Central independiente como el estadounidense, o uno bajo influencia directa del gobierno como es el argentino. La inflación es un impuesto no legislado. Al mismo tiempo el dinero no es tomado directamente del bolsillo de los ciudadanos, como sucede con los impuestos, ni puede ser contabilizado fácilmente como es el caso del endeudamiento, con la inflación la pérdida de poder adquisitivo del dinero es mucho más difícil de percibir.
Por otro lado, con ayuda de la teoría económica neoclásica, que define a la inflación como un “aumento sostenido y generalizado del nivel de precios”, es más fácil para el gobierno deslindar su responsabilidad de los procesos inflacionarios. Mientras que el gobierno es el único que puede cobrar impuestos, o asumir deuda pública, en la inflación se pone el foco en los precios y así diluye su responsabilidad. La definición neoclásica (suscripta por monetaristas y keynesianos por igual) le ofrece la oportunidad a los gobiernos a señalar a comerciantes y empresarios como los responsables de la inflación.
Las causas de la inflación no son “múltiples y complejas”, como estamos acostumbrados a escuchar, la inflación es un incremento artificial en la cantidad de dinero y el gobierno es el único responsable. El gobierno es el único que puede cobrar impuestos y asumir deuda pública, pero también es el único que puede aumentar la cantidad de dinero.
Más allá de la teoría, en un rapto de lucidez, al momento de presentar la campaña “Mirar para Cuidar”, Cristina Kirchner afirmó: “los gobiernos cambian, pero los que tienen que cuidar las cosas son ustedes, que van a permanecer siempre”. Claro que al decir eso, la presidenta no tenía en mente que alguien decida comenzar a controlar el accionar del gobierno, su accionar.
A partir de esto, desde el Partido Liberal Libertario decidimos lanzar la campaña “Mirar al gobierno para cuidar tu bolsillo”. Así es que el día martes, una decena de militantes de ese partido se hicieron presentes con sus respectivas pecheras en la puerta del Banco Central para empezar a mirar donde corresponde. Mientras otros políticos de la oposición difunden índices paralelos al INDEC y le exigen al gobierno soluciones para el problema de la inflación, el PL se dirigió al lugar en el cual se origina el proceso inflacionario, y se presentó una nota con una serie de preguntas dirigidas a la presidenta del Banco encargado de administrar la política monetaria, Mercedes Marcó del Pont, autora de la frase “es falso decir que la emisión genera inflación”.
Si la encargada de la política monetaria cree eso, las razones para preocuparse sobran.