Todos los presidentes de los partidos nacionales estuvimos con el ministro del Interior en la Casa Rosada para dialogar acerca de la reforma política. Desde el Gobierno se plantearon tres objetivos concretos: boleta única electrónica, unificación del calendario electoral y creación de un ente autónomo para dirigir el proceso comicial.
El ministro prestó oído a más de veinte intervenciones de los presentes. Un resumen de los puntos en los que existió acuerdo generalizado ofrece las siguientes conclusiones.
Boleta única. Hubo unanimidad para que, como mínimo, se adopte el modelo cordobés —en una sola boleta impresa por el Estado se hallan todas las opciones partidarias y todas las categorías que se eligen. Existió respaldo para la introducción de la elección electrónica siguiendo la experiencia de Salta y de la ciudad de Buenos Aires. Se acabará el nefando “faltan boletas”. Una elección sin garantías de que estén en las mesas todas las opciones es una caricatura de la democracia y una literal burla a la ciudadanía.
Ente autónomo. Existió consenso en que un ente autónomo conduzca las elecciones para evitar que lo haga, como hasta ahora, una dependencia del Poder Ejecutivo. Por mi parte, agregué que ese ente debía ser designado con acuerdo de los dos tercios del Senado, tenía que disponer de autarquía y que no debía limitarse a dirigir las elecciones, sino que tenía que abarcar todo lo inherente a los partidos. Un fuero especializado.
Unificación del calendario electoral. Se coincidió en la necesidad de angostar la cantidad de elecciones. El ministro habló de que en 2015 tuvimos 32 domingos comiciales. Se evaluó que algunas constituciones provinciales —Tierra del Fuego y Antártida es una— establecen que la elección debe separarse de la nacional. Se acordó finalmente conversar con las provincias para buscar un reordenamiento de las fechas, con la intención de unificarlas dentro de lo jurídicamente factible.
Dos urnas. En casos, como el de la provincia de Buenos Aires, que tradicionalmente unifican las elecciones, cuando se elija presidente, debería haber una urna especial para esa votación y otra para las restantes categorías. De ese modo, se neutraliza el efecto arrastre. Un límite para la boleta sábana. Asimismo, se platicó sobre la necesidad de inhumar las colectoras, los lemas y los sublemas, sobre lo cual habrá que acordar con las provincias.
Padrón biométrico. Utilizando la tecnología, el padrón debe contener los resguardos para evitar la sustitución de identidad de los votantes.
Debate obligatorio. La confrontación de propuestas mediante el debate de los candidatos le da densidad al voto, que así se expresa más allá del diseño publicitario. El debate es un bien social que realza la expresión de la voluntad. La hace más genuina y le otorga más contenido.
Publicidad del Gobierno. La veda de publicidad gubernamental en períodos de campaña electoral debe extenderse a los treinta días que dura la actividad proselitista.
Campañas. Se deberá regular con absoluta estrictez que las campañas duran treinta días, poniendo fin al electoralismo permanente que agobia al pueblo y que desvía energías políticas que, en lugar de aplicarse a la gestión, se asignan a la cosecha de votos. Aunque, ¡qué mejor modo de ganar votos que haciendo una buena gestión!
Juntas Electorales de los partidos. Para revertir la desnaturalización de las primarias obligatorias, se deberá legislar en aras de un fortalecimiento de las Juntas Electorales internas. Estos cuerpos deben ser imparciales y asegurar que todos los grupos que reúnen los requisitos compitan. Precisamente ese es el sentido de las PASO. Las primarias deben ser para seleccionar candidatos, no una gran encuesta, como han sido hasta hoy.
Consejo de Partidos Políticos. Se habló de sistematizar las reuniones para darle realidad a un mandato constitucional. En efecto, si la Constitución, en su artículo 38.º, y la ley preceptúan que los partidos “son instituciones de gobierno”, que “contribuyen a la formulación de las políticas nacionales” (artículo 2.º de la ley 23298), es menester crear un ámbito formal para que se ejerzan esos atributos. Asumir responsabilidades es una de las vías para darle seriedad a la actividad política.
Quedaron sin tratar muchas otras ideas sanadoras, como, por ejemplo, el fideicomiso ciego del patrimonio de los altos funcionarios mientras duren sus mandatos. De este modo no podrán beneficiarse por el conocimiento previo de los actos de gobierno.
En términos generales, la meta de volver a tener un sistema de partidos tuvo amplio acuerdo. Todos compartimos que sin buenos partidos jamás tendremos buena política.
Hace añares que se busca cambiar la política, pero en todo ese largo lapso no lo hemos conseguido. Persistimos en el intento.