Por: Andrés Rosler
Cuando a Hemingway le preguntaban por el mensaje de sus novelas, él solía contestar que si hubiese querido enviar un mensaje habría ido al correo. Fiel a Hemingway, y como cada vez que el país lo requiere ante una nueva crisis, Carta Abierta salió otra vez al ruedo con su mensaje epistolar usando como correo los diarios. Huelga decir que este mensaje viene expresado en el ya característico lenguaje accesible, nacional y popular, de cada entrega de Carta Abierta.
Se trata, por supuesto, de la Carta Abierta 17 y su sugestivo título: “Buitres y halcones: crítica de la economía política del capitalismo de la globalización”. A Marx, por ejemplo, le habría llamado la atención la redundancia final en el título cuando habla de “capitalismo de la globalización”. Sin embargo, no solamente las redundancias sino que también hasta a veces las tautologías encierran grandes verdades como “negocios son negocios”, o “la guerra es la guerra”.
No hace falta aclarar que, como en todas las 16 restantes, se trata de una Carta con la extensión apropiada, “Ni más ni menos”, como la milonga de Félix Palorma que grabara Troilo. Esta vez, 4.302 palabras. Cada una de ellas es indispensable, pero quisiéramos, irónicamente por razones de espacio, detenernos en los siguientes puntos.
1. Es muy curiosa la pregunta retórica con la que Carta Abierta parece formular una crítica a la política de seguridad del Gobierno en relación al uso del concepto de “deportación”: “¿Es que se habla contra las derechas utilizando los mismos conceptos de las derechas?”. En efecto, Carta Abierta evidentemente no se dio cuenta de que los DDHH, el nacionalismo, el concepto mismo de “lo político”, por no decir nada del populismo, son todos conceptos burgueses por no decir de derecha, y sin embargo han sido apropiados por el discurso de un Gobierno a cuya izquierda está la pared. Nos preguntamos si la designación de Milani tampoco hizo sonar una campana, como se suele decir en inglés.
2. Es digno de ser destacado que Carta Abierta constata “necesidades y carencias de sectores de la población que son víctimas antes que agentes de actos furtivos o comercios ilegales”, a pesar de que ha transcurrido una década récord en redistribución del ingreso. Quizás Carta Abierta comparta la tesis teológica de que en el fondo en nuestro país el delito es producto de la caída antropológica antes que de notorias desigualdades socio-económicas, o que en todo caso la caída se ensañó particularmente con nuestro país. Hablando de delitos, la corrupción, con razón, ni siquiera es mencionada.
3. Nos complace saber que Carta Abierta comparte nuestro diagnóstico de que el “Servilismo indigno” de la oposición interna de nuestros buitres no puede ser explicada por “ninguna ventaja económica” sino que es lisa y llanamente principista. Es muy difícil luchar contra terroristas que no buscan dinero sino lisa y llanamente morir por sus ideales.
4. Por otro lado, llama la atención la mención en la carta a la “inflación” (al decir de Carta Abierta), o desplazamientos temporarios de precios como suele decir el Jefe de Gabinete, como si dicho fenómeno fuera un problema en absoluto y no un efecto colateral muy saludable del crecimiento económico con inclusión social.
5. La preocupación por la caída de las reservas de divisas y por la desestabilización cambiaria sugiere que Carta Abierta propone asimismo un endurecimiento en la lucha contra el mercado ilegal de cambio (quizás debido a cierto ensañamiento, otra vez, de naturaleza teológica que explica por qué tenemos semejante necesidad de dólares cuando en el resto del mundo en general el dólar se deprecia día a día). Nos tomamos el atrevimiento de recordar que la Unión Soviética también sufrió el daño ocasionado por las transacciones ilegales en monedas extranjeras, a tal punto que no dudó en tomar medidas drásticas en su contra, incluyendo la pena de muerte en 1961 (no será fácil, sin embargo, articular semejante castigo con el carácter correccional que el Gobierno planea darle a esta infracción a los efectos de agilizar la detección de los delincuentes). Compartimos por supuesto el celo en la protección de la moneda nacional, pero mucho nos tememos que el resultado de estas medidas no fue el esperado ni siquiera en la Unión Soviética. El punto es, si la pena de muerte no logró impedir el mercado ilegal de divisas, ¿qué podrá hacer el Gobierno al respecto? Dicho sea de paso, nos provoca curiosidad saber si los miembros de Carta Abierta leyeron el siguiente pasaje de Keynes que solía citar el actual titular del Ministerio de Economía, antes de ser ministro ciertamente:
“Cada vez que el franco [léase peso] se deprecia, el ministro de Hacienda cree firmemente que ello se debe a cualquier cosa excepto a causas económicas y lo atribuye a la presencia de un extranjero en las inmediaciones de la Bolsa o a las misteriosas y malignas fuerzas de la ‘especulación’. Intelectualmente, tal actitud no está lejos de la del hechicero africano que atribuye la enfermedad vacuna al ‘mal de ojo’ echado por un circunstante y el mal tiempo al apetito insatisfecho de un ídolo”.
6. También compartimos la preocupación de Carta Abierta en que “Nuevas y viejas derechas encarnan este peligro de restauración de la Argentina neoliberal, de la pobreza material y espiritual, que enuncian promesas alimentadas en las esperanzas sobre las inversiones y préstamos extranjeros y alientan ilusiones sobre la magia mercantil, alienando a las subjetividades de la participación en la construcción de su propio destino, mientras reclaman por alabanzas y conductas que seduzcan a esos supuestos agentes del progreso ordenado”, y la trágica ironía de que sea la democracia misma la que permita que semejante proyecto llegue al poder por las urnas. En otras palabras, nos debemos un debate sobre la democracia.
7. Bien querríamos sumarnos al deseo de que “los movimientos populares de todo el mundo se mancomunen en torno a diseñar un nuevo tipo de humanidad autorreflexiva y de naciones justas”, si tan solamente supiéramos qué es la “humanidad autorreflexiva”. Otra vez, ¿será una redundancia de las ilustrativas, como la que figura en el título de la Carta?
8. Va de suyo nuestro apoyo a “la necesidad de ‘rediscutir’ la Constitución”, la cual, Dios no lo permita, no sería “para eternizar ninguna figura, sino para ligar temas centrales de la vida social con arquitecturas legales modernas”.
9. Nos preocupa que Carta Abierta todavía plantee la alternativa “Diversificación productiva –atravesada por el aporte local de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación– o especialización reprimarizadora”, como si, por ejemplo, la soja todavía cumpliera papel alguno significativo en nuestra economía, luego de estos diez años de desarrollo industrial inusitado.
10. Finalmente, hay un párrafo que aparece en la Carta pero entendemos que lo hace a los efectos de contribuir a la política criminal, es decir, para ser incorporado en el Código Penal como pena accesoria a toda condena por terrorismo, particularmente el económico, y a la de los infames traidores a la Patria, de tal forma que todo condenado deba leerlo de corrido sin respirar hasta encontrar el punto:
“La existencia de grandes colectividades mediáticas y empresariales, nuevas economías basadas en el avance de artificios biológicos –como la semilla transgénica– sobre la concepción del territorio fértil como granero alimentario mundial, añadiéndose a esto nuevos nódulos que posibilitaban la producción de mercancías, imágenes, enunciados sobre el vivir de ‘alta gama’–según la expresión impuesta por la lengua creada por las grandes agencias mundiales que manipulan el consumo colectivo– tuvo su contrapartida social, el flujo de individuos desterritorializados, sin vivienda o con su vida precaria como campo de operaciones de las policías metropolitanas y gendarmerías, en operaciones violentas de desalojo o, por otra parte, de grupos de economías alternativas que incluyen las drogas sintéticas, el tráfico de armas o el lavado de dinero en áreas marginales al sistema económico central, pero funcionales a éste”.