Por: Carlos Mira
Lo ocurrido en Santa Fe durante el escrutinio de las PASO resulto un verdadero escándalo. Un mamarracho, como coincidieron en calificarlo varias fuerzas políticas incluidas las oficiales.
Francamente no se puede creer que en pleno siglo XXI estemos hablando de esto.
Es mas aun en un país como la Argentina permanentemente cruzado por denuncias oscuras, las de fraude eran vistas como una rareza: todo el mundo coincidía en que podían registrarse anomalías menores pero que jamás podían ponerse en duda resultados electorales completos por maniobras de esta naturaleza.
Sobre la gravedad de los hechos se agrega que durante 48 horas la verdad se ocultó, no se dijo nada. Se dejaron correr los números “formales” del resultado y hasta comenzaron a hacerse análisis de esos guarismos como si fueran los verdaderos y como si realmente reflejaran ña voluntad de la gente.
El gobernador Bonfatti hizo un verdadero papelón cuando declaró que el problema es que habían sido “extremadamente transparentes”. ¿Que quiso insinuar? ¿Que tendrían que haberse hecho los tontos y ver si el zapallazo “pasaba”?
Hubo mesas en donde votaron familiares de Del Sel en donde el candidato del PRO sacó cero votos.
En total, son mas de 245000 votos, el 10% del total, que no se sabe dónde están o donde estuvieron todas estas horas.
Ahora dicen que harán el escrutinio en 10 días. ¿Será confiable ese recuento? ¿Que pasó fisicamente con las boletas que no se contaron el domingo? ¿Donde estuvieron hasta el martes en que se empezó a sospechar que algo muy raro había ocurrido?
¿Y si el nuevo recuento arroja un resultado mucho mas desfavorable para el socialismo? ¿Como impactará eso en las elecciones generales, especialmente en Rosario donde de por sí ya no le fue bien?
Como fuere se trata de una mancha mas a la moralidad media argentina que ya se encuentra bastante deteriorada.
El retroceso de estos años ha sido tan generalizado en materia de honestidad pública que lo de Santa Fe juega como una confirmación en el peor de los sentidos.
Lo único esperable es que el bochorno sea reparado y que las elecciones subsiguientes sirvan traer un soplo de aire fresco y sano a tanta oscuridad.