Por: Claudio Avruj
Podría, al igual que muchas personas, extenderme largamente para refutar las declaraciones del Sheik Edgardo Rubén Assad, y la de todos los que junto a él se empeñan en negar la Shoá y diseminar el odio antisemita.
Prefiero celebrar en estas pocas líneas tres buenas noticias simultáneas que con fuerza abrumadora dan por tierra cualquier argumento que intente distorsionar los hechos de la historia y más precisamente de la Shoá y el drama que el nazismo representó para la humanidad, y que no fue una mera opinión o línea de pensamiento.
La primera – y que a mi entender mereció mayor difusión de la que tuvo- fue la recuperación por parte del Gobierno de Estados Unidos y el Museo del Holocausto de Washington, de una parte importante del diario personal de Alfred Rosenberg, quien fue confidente de Hitler, director del Diario Nazi de aquellos años, y autor de libros antisemitas durante el régimen, responsable de las relaciones exteriores del Partido Nacional Socialista, y de enorme influencia en las tomas de decisión sobre la Solución Final del pueblo judío.
La segunda fue aquí en Buenos Aires en el día de ayer en la Biblioteca del Congreso Nacional, donde el IWO, importantísima entidad cultural del pueblo judío, abrió al público la Biblioteca y el Archivo Histórico de José y Elena Moskovits, que contiene un millón y medio de documentos que pertenecen a 1.300 sobrevivientes de la Shoá que llegaron a la Argentina, y que aquí dieron testimonio, recrearon su vida y permitieron con su reclamo las reparaciones históricas primero de Alemania y luego del resto de Europa.
Por último, hoy se presenta en el Museo del Holocausto/Shoá el tercer libro de Eugenia Unger: Eugenia Coraje. Eugenia, como sobreviviente de la Shoá, no sólo es fundadora del Museo del Holocausto/Shoá de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sino que además es una permanente transmisora y educadora, lo que le valió ser reconocida por la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires como personalidad destacada en el campo de los Derechos Humanos.
En definitiva, ante los negadores la contundencia de los hechos, la fuerza de los testigos y la decisión de la mayoría de nosotros, herederos de la historia, y hombres comprometidos con la vida en respeto y la convivencia pacífica.