Derecho a leer

Claudio Avruj

Las sociedades más evolucionadas son aquellas que tienen un estrecho vínculo con la lectura, en las que el acceso a la información de diversa índole penetra en todas y cada una de las capas sociales, para convertir a sus habitantes en ciudadanos. Los libros son vectores de conocimiento y sus autores, la reserva intelectual de un país.

La Feria del Libro que acaba de comenzar es una de esas oportunidades para generar, mediante el hábito de la lectura, el pensamiento y la curiosidad, enlaces más estrechos entre nosotros y espacios para dialogar y encontrarnos, en el marco de ideas disímiles con un amplio soporte de reflexiones y discernimientos. Este tipo de acontecimientos promueven círculos virtuosos que alimentan nuestra forma de entender la realidad y nuestro civismo. Son instancias que debemos aprovechar para estimular la tolerancia y la armonía social, para reafirmar que es a través de la palabra que se resuelven nuestras diferencias y se sustancian nuestras coincidencias.

La Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación cumple un rol muy activo en la feria. En nuestro espacio -1707, pabellón amarillo- se puede participar de la campaña Derechos en Primera Persona, un lugar de expresión sobre lo que representan los derechos humanos en la vida de cada uno de nosotros, la perspectiva y el conocimiento que tenemos sobre nuevos derechos y la importancia de reconocerlos para ampliar nuestro campo de acción comunitaria. Han participado, y lo siguen haciendo, periodistas, escritores, filósofos, intelectuales y otras personalidades.

Después de cuatro meses de gestión, nadie desconoce que los postulados de Memoria, Verdad y Justicia son parte de nuestra agenda política en materia de Derechos Humanos. En ese sentido, los visitantes de la feria podrán apreciar la reedición del Nunca Más en su versión original, que se expone en nuestro stand. No es casual esta decisión. Se enmarca en la conmemoración de los 40 años del último golpe de Estado, que trajo consigo avasallamientos, desapariciones, torturas y muertes que esta obra cumbre de la democracia atestigua y revela con toda claridad.

Tenemos una tarea muy fuerte por delante durante estas semanas en las que recibimos al público. La construcción de valores y la unión de los argentinos son objetivos concretos que debemos divulgar en éste y en otros acontecimientos populares, para proveer a nuestro sueño de configurar una sociedad pacífica que nos integre a todos.