Por: Claudio Zin
Mi querida amiga
Llegó el momento de comenzar a pensar seriamente en su corazón, antes que le juegue una mala pasada. Este comentario no tiene que ver con sus sentimientos en conflicto, o con vínculo alguno, se relaciona con la biología, con las células musculares y las arterias que irrigan su querido corazón, que de eso se trata “il cuore”, un manojo de músculo, venas, nervios y arterias.
El corazón de la mujer es tema central de la cardiología por estos tiempos ya que es el responsable de muchas muertes súbitas y regulares para ellas a partir de los 60 años de edad. De hecho el 55% muere por infartos e insuficiencias cardíacas, contra el 43% de los hombres en ese período de la vida.
Los motivos:
a) Las mujeres viven más años que los hombres, 78 contra 72 en nuestro país, por ejemplo; por lo tanto, tienen más tiempo para enfermar del corazón, cosa que ocurre con más frecuencia con el paso de los años.
Desde luego que la enfermedad que subyace en las arterias se llama aterosclerosis y sabemos que cuantos mas años más aterosclerosis, salvo rarísimas excepciones. No crea usted que aterosclerosis significa perder la razón, no, de ninguna manera, se trata de una enfermedad crónica que afecta a todas las arterias y que lastima antes al corazón que al cerebro.
b) Los síntomas en las mujeres son diferentes. Cuando su pobre corazón enferma le causa fatiga, no del alma, me refiero a la fatiga, al cansancio, crónicos, que hace que cueste mucho más caminar las mismas cuadras que tiempo atrás no molestaban para nada. Ante el menor esfuerzo se cansa, cosa que antes no ocurria, le falta el aire, hay “hambre de aire”, debe detenerse a tomar aire.
En el hombre, el síntoma habitual de la misma enfermedad es el dolor súbito de pecho, tipo angina.
Si bien esta no es una regla rígida y única, es frecuente que así sea. Por lo tanto, no espere que llegue el dolor, ante la menor fatiga, y en especial luego de la menopausia, consulte por favor con su médico y pregúntele si no tiene algún problema en el corazón.
c) Especialmente las mujeres diabéticas deberían controlarse con frecuencia ya que en ellas en general no aparece dolor ni fatiga. El infarto es indoloro y tienen una tasa (posibilidad relativa) de complicaciones, incluyendo la muerte, muy grande, mucho más que en el hombre.
d) Otro punto importante es la actitud del médico sobre la posibilidad eventual de la enfermedad cardíaca y de las arterias coronarias de la mujer.
La realidad es que muchas mujeres toman como su médico de cabecera al ginecólogo que las trata desde la primera menstruación o más o menos.
Para ser justos, no todos los especialistas suelen tener un entrenamiento cardiológico actualizado para despistar o descartar problemas cardíacos. Si hasta al cardiólogo le cuesta, no debe ser tarea fácil para el ginecólogo.
Parece necesario, en este punto, un cambio cultural en la mujer de hoy, para que logre cuidar su corazón con más celo. Por lo tanto, a pensar seriamente en consultar a un clínico o cardiólogo para estudiar el tema, por favor. Desde ya, sin abandonar al ginecólogo.
e) Pero aún si los médicos logran un diagnóstico temprano, es decir aciertan con el diagnóstico de cardiopatía, no se comportan con la agresividad adecuada para indicar un tratamiento que limite drásticamente el riesgo, tal como en general ocurre con el hombre.
Una nueva necesidad de cambio cultural, esta vez entre los profesionales que deberán prestar más atención a las indicaciones terapéuticas en la mujer.
f) Por si todo esto fuera poco, hay escasas investigaciones de laboratorios y clínicas que involucren a la mujer como para obtener resultados aplicables en cantidades significativas. De hecho, por cada cien hombres que ingresan a un estudio de investigación de efectos de nuevas drogas cardiológicas, sólo se incluyen 20 mujeres, en el mejor de los casos.
Entiendo que es otra preocupación que le estoy agregando, pero la verdad es que usted señora deberá aceptar que ha llegado el momento de cuidar su querido corazón desde otra perspectiva, simplemente desde los controles periódicos para evitar dañarlo.
Coma lo que corresponde, camine lo necesario, baje de peso si está excedida, cuide su presión arterial y su diabetes. Haga todo esto con el mismo empeño que pone para evitar o disimular las arrugas y entre ambos habremos salvado su preciado corazón.
PD: Querida amiga, una nota parecida a esta escribí en el año 2004, por el mes de noviembre, al regreso de la Reunión Anual de la AHA (American Heart Association), la Sociedad Americana del Corazón, en New Orleans. En esa ocasión se habló por primera vez y mucho, sobre el corazón de la mujer en un meeting de este tipo (el más importante del mundo). Allí se estableció que era un enemigo mortal, cuando enferma, para las mujeres. Desde aquel entonces hasta ahora poco se ha hecho para que usted tome conciencia al respecto. Esta es una humilde colaboración, gracias por leerla.