Tiempos para el fortalecimiento democrático

Cornelia Schmidt Liermann

Nuestro país cumple 30 años de democracia pero con muchas asignaturas pendientes. No hemos sido capaces de generar políticas públicas que perduren en el tiempo. Tenemos un gran déficit, por ejemplo en las políticas sociales serias, siendo que la mejor política social es la generación de empleo. Por otro lado, ningún gobierno ha logrado tener canales estatales o medios públicos que no sean una mera herramienta gubernamental de propaganda política, sino en los que se difundan todas las voces.

Nos encontramos en un punto de inflexión en lo político. La intolerancia, la violencia y la división, así como también las denuncias por posibles hechos de corrupción, han iniciado una escalada en los últimos años que no sólo nos tiene que servir para reflexionar, sino para actuar. A una década de la llegada del modelo kirchnerista al poder, cada vez son más los casos de periodistas que sufren alguna agresión o presión por el simple hecho de pensar diferente. Asimismo, una gran cantidad de empresarios son víctimas de aprietes y medidas arbitrarias como, por ejemplo, los conocidos cepos. Los principales perjudicados, como siempre, terminan siendo los ciudadanos.

Es necesario aprender a convivir y a consensuar propuestas concretas que realmente sean útiles para el desarrollo de nuestro país y para el beneficio de nuestros ciudadanos. Es el momento de empezar a plantearnos políticas de Estado a largo plazo que realmente estén orientadas a las necesidades de los argentinos y comenzar a fortalecer nuestras instituciones democráticas.

En lo institucional, hemos logrado afianzar la República pero aún queda camino por recorrer. Hace pocos días, ante la decisión crucial para nuestro sistema republicano de la Corte Suprema de Justicia de suspender las elecciones para Gobernador en la provincia de Santiago del Estero, donde Gerardo Zamora buscaba la re-reelección, me sentí orgullosa y agradecida con el Tribunal Supremo por asumir y demostrar que la responsabilidad de cuidar nuestra democracia también le pertenece a la justicia. Pero rápidamente, la idiosincrasia de la vieja política, redobla la apuesta para perpetuarse en el poder: ahora Zamora presenta a su esposa como candidata. Esto evidencia el ferviente apetito del gobernador de Santiago del Estero de no dejar el poder, intentando así, escapar a la sentencia dictada por la Corte. Y en otra provincia feudal, se abre un nuevo foco de atentar contra la República: Sapag pide cambiar la constitución para posibilitar él su re reelección.

Es importante estar alerta ante estos casos y no perderles el rastro. Por un lado, porque debemos tener en cuenta que las neodictaduras, como lo vemos en Venezuela, tienen esencia totalitaria pero con fachada legal y, por otro, porque personajes como éstos utilizan cualquier tipo de herramienta para lograr su cometido. Tenemos que correr el velo legal de este tipo de intentos que sólo siembran odio y división y que no traen nada bueno.

Es difícil esto, ya que el ritmo vertiginoso de la actualidad, deja pasar desapercibidas noticias y hechos trascendentes, como la referida decisión y el resultado de las elecciones (donde el 70 % de la población se manifestó sobre la política del kirchnerismo).

Hoy nos encontramos exigiendo la suspensión de la ejecución del fallo de la Corte sobre la Ley de Medios, ya que no están dadas las condiciones de garantías de libertad de expresión y pluralismo, que el mismo fallo establece. La falta de transparencia en los procesos de selección del directos del AFSGA, como también en los otorgamiento de licencias para operar medios de comunicación del espectro radioeléctrico (licencias de radio, tv y cable) ya marcan una tendencia a la homogeneización de los contenidos difundidos, lo cual conspira contra las libertades de comunicación e información y repercute en contra de la formación de la opinión pública y de las identidades locales.

En estos momentos, debemos reflexionar sobre lo que tenemos y lo que queremos, y trabajar para fortalecer nuestra democracia; una democracia donde haya respeto por quien piensa diferente, donde haya generación de empleo productivo, con una educación superadora, consolidación real del federalismo y donde nos opongamos a los que intentan violentar nuestro sistema en beneficio de unos pocos. Por eso ya estamos construyendo una alternativa de la que es un orgullo participar.