Por: Darío Epstein
En momentos en los que el mundo desacelera y tanto el Banco Mundial como el FMI rebajan sus estimaciones de crecimiento para este año, la tensión política en EEUU escala a niveles preocupantes y la disputa entre los partidos dominantes (demócratas y republicanos) toma nuevamente el centro de la escena. Se puede decir que la economía de los EEUU es lo más parecido a un rehén de la disputa política.
Como mencionamos en el artículo publicado la semana pasada en esta misma columna, el 1º de octubre comenzó un nuevo año fiscal en EEUU, y ante la falta de acuerdo en el Congresos en relación al presupuesto, el gobierno se ha debido cerrar algunas reparticiones federales, parques nacionales, monumentos históricos, etc., así como también debió suspender sin goce de sueldo a unos 800.000 empleados públicos. Cabe remarcar que el bloqueo del gobierno es parcial, ya que los servicios esenciales se mantienen.
La noticia sorprendió a muchos, pues se apostaba a un acuerdo de último minuto, que no ocurrió. Las posturas de los legisladores se fueron endureciendo y no hubo lugar a negociaciones que permitan arribar a un buen puerto y evitar la suspensión de algunas actividades del gobierno.
Los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, insisten en introducir enmiendas a la legislación del Obamacare, debilitándolo y utilizando esos fondos para financiar los gastos del gobierno. Por su parte, los demócratas no aceptarán esas condiciones.
Los líderes republicanos creen que, dado que el plan denominado Obamacare no tiene una buena reputación entre el público, serían los demócratas los señalados como culpables del bloqueo. Sin embargo, según algunas encuestas, serían los republicanos los catalogados como culpables de haber llegado a esta situación.
Pero el cierre parcial del gobierno podría representar una amenaza para los republicanos en relación a sus aspiraciones electorales del próximo año, disminuyendo las probabilidades de tomar el control del Senado y de mantener la ventaja actual en la Cámara baja. Las encuestas favorecen al Partido Republicano para las elecciones legislativas de 2014, pero la suspensión parcial de las actividades es algo sumamente impopular entre los votantes, por lo que podría reducirse dicha ventaja e incluso revertirse.
Las esperanzas siguen puestas en una resolución consensuada, que permita volver a la normalidad. Pero también existe la posibilidad de que este paro se extienda más de lo previsto. Los inversores, en un primer momento, asimilaron la noticia con calma y proyectaron un cierre de corta duración y con un impacto prácticamente nulo en términos de crecimiento económico, pero a una semana del desenlace menos pensado los mercados norteamericanos acumularon una baja del 5% medido por el S&P 500.
Hasta el momento el impacto económico de esta suspensión de actividades es incierto, dado que dependerá fundamentalmente de su duración. La agencia Moody’s estimó que una duración de entre tres y cuatro semanas de la suspensión parcial de las actividades costaría al país 1,4 puntos porcentuales del crecimiento del PIB para el cuarto trimestre de 2013.
Por su parte, según proyecciones de IHS, el cierre de las agencias federales y la suspensión de empleados le costaría a la economía unos USD 300 millones diarios, que si bien dentro del gran tamaño de la economía parecería una suma menor, con el paso del tiempo podría incrementarse, dado que socavaría la confianza de los consumidores y empresarios. IHS estima una reducción de entre 0,9% y 1,4% del crecimiento del último trimestre si el conflicto se extiende durante 21 días como en 1995/96.
El índice S&P 500 tuvo un rally alcista durante el primer día del shutdown, en lo que podría considerarse como una situación bastante particular (aunque ya en el segundo día corrigió). El gobierno se mantiene parcialmente cerrado y se perfila a tener un impacto negativo en la actividad económica. Para los mercados financieros, la mayor amenaza es el límite de endeudamiento por sobre cualquier otra cuestión, ya que de esa determinación dependerá si EEUU cumplirá o no con las obligaciones de deuda.
Veamos un poco qué sucedió en el S&P 500 durante los cierres anteriores del gobierno. En principio, el rendimiento de las acciones norteamericanas durante el mes posterior al levantamiento del cierre fue bastante positivo. Luego del shutdown más largo, que duró 21 días entre finales de 1995 y comienzos de 1996, el índice S&P 500 registró un avance cercano al 6%. Posiblemente en esta ocasión sea un poco más complejo, dado que no sólo el presupuesto está en discusión, sino está también en juego una posible cesación de pagos por parte de EEUU.
Por el momento, los legisladores mantienen sus posiciones y se culpan unos a otros por haber llegado a esta situación. Es probable que los republicanos de las líneas más duras, con valores fuertemente arraigados y que actúan de manera intransigente, se muestre reacios a hacer concesiones a los demócratas. Esto podría dilatar el debate político y es en este sentido que, probablemente, las discusiones parlamentarias del presupuesto tenderían a fusionarse con las vinculadas al techo de la deuda, que amenaza con presentar un problema aún mayor para el gobierno y los mercados.
Obama abrió una puerta a las negociaciones presupuestarias con los republicanos, incluyendo programas de ayuda social, siempre y cuando se dé por terminado el paro parcial de las actividades del Gobierno y se eleve el techo de la deuda. Los senadores demócratas intentarán someter a votación un proyecto que extienda el límite de deuda hasta 2015 (para ello necesitan del voto de seis senadores republicanos), mientras que Obama sostuvo que podría aceptar un aumento a corto plazo y sin condiciones políticas. Boehner rechazó la idea de aumentar el techo de la deuda ahora y negociar después, y remarcó que ahora es el momento de tener esas conversaciones.
Obama nominó a Yellen como sucesora de Bernanke y el mercado apoya su candidatura, ya que representaría una continuidad de las políticas expansivas del actual presidente de la Reserva Federal, pero poco servirá de alivio a los mercados en momentos como éste.
Tampoco serán un driver los resultados corporativos de las empresas norteamericanas, que el martes arrancaron una nueva temporada de difusión con Alcoa reportando mejor de lo estimado.
En un clima político conflictivo como el que vive hoy EEUU, los mercados sienten el impacto de la imprevisibilidad y el aumento de la volatilidad, que será la regla en las próximas jornadas y hasta semanas. Esto continuará así hasta que el Congreso tome la decisión de aumentar el techo de la deuda y con ello evitar que la economía más grande del mundo entre en cesación de pagos. Lejos está por ahora EEUU de lograrlo aunque estimamos muy probable que se eleve el techo de la deuda en un acuerdo consensuado por los dos principales partidos políticos. El problema es cuándo se dará y quien cederá.
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