Por: Francisco Quintana
Justicia para todos. Algo que pareciera no existir dentro de los planes y las políticas de este Gobierno nacional.
Hace años que vemos cómo a la Justicia se le intenta recortar su independencia. Es una molestia para muchos funcionarios nacionales, que buscan nuevas formas de atacar a uno de los tres poderes del Estado, según nuestra Constitución Nacional.
Cuando a la Presidente y a aquellos que están en el poder junto a ella les excede el control que pueden tener sobre las investigaciones judiciales, van por quienes se interponen en sus caminos. Ejemplos lamentablemente sobran: desde el apartamiento de Claudio Bonadio por querer investigar a Máximo, el hijo presidencial y ahora candidato, hasta el caso del fiscal José María Campagnoli, que resonó en las calles de todo el país, uniendo a los argentinos en un reclamo por una Justicia independiente.
Convertido el Congreso en una escribanía, ahora van por la Justicia. Sancionaron varias leyes que apuntan a reformar el sistema judicial, pero no se pueden sacar el sabor amargo de la declaración de inconstitucionalidad de varias de ellas.
El kirchnerismo continúa planteando excusas y supuestos tecnicismos sin fundamento, pero lo que los argentinos queremos es la verdad.
La solución es fácil para los corruptos de siempre: apartan a los jueces y a los fiscales que molestan y recurren a los amigos que los protegen. ¿Por qué el kirchnerismo no deja que la Justicia actúe si no hay nada ilegal que ocultar? Si estas actuaciones son operaciones políticas, como denuncian, ¿por qué no explicar la verdad?
Pero la pregunta más importante que nos tenemos que hacer los argentinos es si queremos seguir tolerando la corrupción que tanto nos dañó, o si queremos luchar contra la impunidad y generar un cambio.
No nos resignemos con lo mismo de siempre, no le tengamos miedo al cambio. Apuntemos a construir una sociedad más justa, donde los jueces y los fiscales puedan hacer su trabajo, donde los corruptos paguen por lo que se robaron, donde la gente no tenga miedo de salir a la calle y donde nadie se muera de hambre. Todos tenemos el derecho a vivir mejor.