El desarrollo de talentos es esencial para la competitividad del país. La mejora en la disponibilidad y la calidad del capital humano resulta clave para dar el salto de productividad que requiere un programa de crecimiento de largo plazo para Argentina, en un contexto global y regional altamente competitivo. Las brechas entre la demanda del sector productivo y la oferta educativa nos interpelan sobre varios desafíos que tenemos por delante.
Un estudio reciente que realizamos desde el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) del Ministerio de Educación de la Nación reveló que, a pesar del contexto económico, la contratación de personal no se detuvo, pero tres de cada cuatro empresas (78,7%) tuvieron dificultades para cubrir las vacantes abiertas. Esto se debió principalmente a falta de competencias técnicas duras, falta de experiencia y de postulantes.
El impacto de esta brecha no fue neutral: 85% de las empresas advirtió que las limitaciones de mano de obra calificada de perfil técnico han incidido en su estrategia de negocios y competitividad, ya que las han forzado a operar con menores niveles de productividad y mayores costos o estándares de calidad por debajo de los requeridos por el cliente.
En términos generales, las empresas manifiestan cierta conformidad con el desempeño de los empleados en tareas técnicas y operativas. Pero también alertan sobre la dinámica declinante de la calidad de los recursos humanos y ciertas brechas de valores, habilidades y conocimientos que se están tornando crecientemente en “cuellos de botella” para la competitividad y el desarrollo.
Ante las dificultades para conseguir personal calificado, el 85,3% de las empresas optó por suplir las deficiencias capacitando a sus colaboradores, tanto a los nuevos (60,2%) como a aquellos que, ya integrados a la empresa, habían sido asignados a la nueva tarea (25,1%). Sin embargo, apenas un 12% recurrió a convenios con instituciones educativas para llevar a cabo las capacitaciones.
La falta de integración orgánica entre el mundo de la educación y el del trabajo que revelan estas cifras plantea una oportunidad, en línea con los objetivos trazados a nivel nacional de unidad y erradicación de la pobreza. Desde los diferentes ministerios se está buscando coordinar una agenda de talento donde la definición de planes de capacitación y formación incluya el entendimiento de las capacidades y las habilidades requeridas por el sector socioproductivo, de manera que no sólo generen más empleabilidad, sino también mayor movilidad social ascendente para el joven adulto.
Australia nos provee de un modelo exitoso, a través de un formato que supo integrar un rol activo del Estado con el involucramiento del sector corporativo y las escuelas, orientado a que el sistema educativo formara estudiantes capaces de contribuir al crecimiento económico y el desarrollo del país. Se trata de los Consejos de Capacidades Industriales (Industry Skills Council, en su versión original), entidades independientes dedicadas a identificar, planificar y responder a las necesidades de competencias en cada una de las industrias, y con una responsabilidad primaria en la definición de los marcos de referencia curriculares.
Dichos Consejos cuentan con financiamiento público y hay uno prácticamente por cada complejo productivo del país: agrícola, automotriz, energético, sanitario, forestal, de servicios, tecnológico, de manufacturas, gubernamental, entre otros. Se caracterizan por un importante dinamismo, ya que de manera anual deben presentar planes de mejora que reflejen las nuevas competencias requeridas por su sector.
En Argentina contamos con el Consejo Nacional de Educación, Trabajo y Producción (Conetyp), un órgano consultivo creado por la ley de educación técnico-profesional n° 26058, que asiste en todos los aspectos relativos al desarrollo y al fortalecimiento de la educación técnico-profesional. El Conetyp tiene una representación tripartita que integra al sector público, al productivo y a representantes gremiales.
Entre otras atribuciones, el Consejo busca, a través de una red de consejos provinciales, que desde diciembre se han puesto en funcionamiento en doce jurisdicciones, generar un impacto sobre el desarrollo regional. Una de las herramientas con las que cuenta es la definición del Catálogo Nacional de Títulos y Certificaciones que define la oferta formativa basándose en las diferentes funciones, posiciones y figuras laborales disponibles en el mundo productivo, lo que sirve de insumo clave para el desarrollo de políticas de empleo.
En Argentina, se espera un crecimiento en la demanda de trabajadores calificados de perfil técnico para todos los sectores de la economía, gracias al impulso del crecimiento económico y el inicio de un ciclo de inversiones, así como por los procesos de tecnificación, reingeniería e innovación, en general, en los distintos complejos productivos. Ya estamos en marcha para que la demanda encuentre la suficiente disponibilidad de perfiles entrenados para construir un futuro competitivo y de cara al mundo.