Una fuente de dos aguas

Gretel Ledo

Los tres candidatos a la Presidencia de la nación, Daniel Scioli, Mauricio Macri y Sergio Massa, coinciden en la necesidad de realizar un viraje positivo hacia los Estados Unidos y Europa si llegan a ser Gobierno. Así quedó plasmado en la firma del documento del Grupo Consenso del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales al resaltar el deseo de “revalorizar nuestras relaciones con los países que son los centros de decisión internacional”. El Mercosur es una de las aristas a fortalecer.

Las idas y vueltas en el acuerdo marco de cooperación Mercosur-Unión Europea (UE) dejan entrever que, más allá de los buenos fines, existen cuestiones conexas que imposibilitan un genuino avance.

Han transcurrido ya 15 años. El acuerdo firmado el 15 de diciembre de 1995 recién entró en vigor en 1999. El diálogo político, los temas económicos-comerciales y de cooperación son los ejes centrales. Las numerosas rondas de negociación celebradas aún no fueron suficientes  para arribar a una firme propuesta de oferta entre ambas partes. El objetivo máximo es alcanzar la liberalización del comercio en mercancías y servicios, siguiendo las normas de la Organización Mundial del Comercio, así como el fomento de la cooperación y el impulso del diálogo político.

¿Puede acaso la higuera producir aceitunas o la vid higos? Ninguna fuente es capaz de dar agua salada y dulce al mismo tiempo. En ocasiones, el grado de expectativa es demasiado alto respecto a lo que realmente se logra conquistar. La espera de un logro que roza lo utópico considerando la misma naturaleza del proceso da cuenta de un único resultado: la frustración. Las vallas a sortear tienen que ver con áreas en donde cada una de las partes debe ceder para llegar a ese pacto fundado en el común acuerdo. La dilación temporal erosiona el ímpetu inicial que dio origen a esta convención que es, sin duda, favorable para ambos bloques.

El acuerdo prevé la eliminación de impuestos a la importación para un listado determinado de productos que provengan de cada una de las regiones. Pese a ello, existe una clara colisión de intereses entre ambos bloques: el subsidio a los productos agrícolas. Se trata de la eterna disputa entre Francia y Argentina, pues aquí hay competitividad, no complementariedad. Nuestro país ha dejado en claro su postura de comercio administrado, es decir, protección a la industria nacional.

Hoy la UE es el primer socio comercial del Mercosur y representa el 19,8 % de su comercio exterior por un valor de 109.895 millones de euros en 2013. El pronóstico que elaboró la Comisión Europea en 2011 arrojaba un beneficio que incrementaría las exportaciones del Mercosur a la UE en un 40 %. Lejos de considerar a este acuerdo como una amenaza para las economías locales, las ganancias estarían dadas por los efectos dinámicos que tendría sobre los países que integran el bloque, lo que generaría consecuencias positivas para la competitividad.

Lo que precisa el Mercosur en estos momentos y, nuestro país en particular, es la conversión en un polo de atracción para las inversiones externas. Lo pendiente en agenda es dejar a un lado la miopía política y abandonar la barca de la comodidad y el temor denominada “Lo hasta ahora conocido” para dar paso a nuevos desafíos. Una asociación de esta magnitud puede catapultarse como el puntapié inicial para atraer más y mejores inversiones europeas de alta calidad dando como resultado mayor competitividad y dinamismo comercial.

Desde 2010 se llevan a cabo nueve rondas de negociación. Si se quiere avanzar en este acuerdo, es preciso un nuevo intercambio de ofertas de acceso a los respectivos mercados en las áreas de bienes, servicios, inversiones y compras públicas.

En la reunión ministerial Mercosur-UE, que tuvo lugar en Bruselas el 11 de junio de 2015, estuvieron presentes la comisaria de Comercio de la Comisión Europea, Cecilia Malmström y, por el Mercosur, los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Se puntualizó en la necesaria profundización y expansión del acuerdo entre ambos bloques. Allí se llevó a cabo un intercambio de ofertas de acceso al mercado conforme a lo pautado en la Cumbre de Madrid del 17 de mayo de 2010. Se fijó como plazo el último trimestre de este año para intercambiar las ofertas de acceso al mercado. El acuerdo cubre bienes industriales y agrícolas, servicios, inversiones y compras públicas. Las reglas comunes a establecerse incluyen facilitación del comercio, procedimientos aduaneros, compatibilización y armonización de normas técnicas y fitosanitarias en pos de evitar que se tornen en barreras injustificadas al comercio.

Sin duda en medio de la crisis siempre aflora una oportunidad. Si somos capaces de llevar a cabo grandes acuerdos en tiempos en los que predomina la retracción hacia las economías locales, seremos felizmente denominados visionarios.