Las últimas cifras de la producción automotriz argentina marcan una importante mejora en comparación con el primer trimestre de 2012, año en el que la producción totalizó 764.4895 unidades, un nivel menor al récord histórico de producción de 2011.
En marzo de este año se produjeron 79.031 vehículos, lo que representa un 16,8% más que en marzo del año anterior y un 49% más que en febrero de 2013. El primer trimestre suma 176.003 unidades, un 7,4% más que en el mismo período de 2012. Usualmente las notas de opinión de algunos medios masivos suelen criticar el desbalance comercial existente en el sector, que alcanzó los US$ 7.200 millones en 2012.
En el subrubro autopartes, Argentina exportó durante el año pasado productos por US$ 2.819 millones, un valor que es un 20,1 % menor al de 2011. Las importaciones totalizaron US$ 12.300 millones, lo que dejó un déficit de US$ 9.481 millones. Se está trabajando para equilibrar el saldo comercial. En su visita de febrero, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil, Fernando Pimentel, expresó que “Brasil busca una integración más estrecha con Argentina, a costa incluso de tener un superávit un poco menor”.
Del lado argentino, y en días previos a la llegada de Pimentel, la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra) solicitó la discusión sobre el ingreso de productos argentinos en el mercado de reposición brasileño. En particular se mencionó que existen posibilidades ciertas de exportar amortiguadores, parlantes y piezas de motor.
El gobierno nacional ha instrumentado diferentes medidas para apoyar al sector. Ya en 2008 se sancionó la Ley 26.393, que creó dos beneficios: el régimen de fortalecimiento del autopartismo argentino y el régimen de consolidación de la producción nacional de motores y cajas de cambio.
En 2012 se acordó el Programa nacional para el fortalecimiento y desarrollo autopartista, a través de un convenio entre el Ministerio de Industria y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). El acuerdo fue refrendado por las empresas terminales, las autopartistas y la cámara del sector.
El camino de la fabricación local de mayor cantidad de piezas puede ser complementado con una estrategia a futuro en nichos de alto valor agregado. En particular, la gran posibilidad se abre con la progresiva incorporación de autos híbridos a los mercados mundiales.
Si bien de manera incipiente y con un valor neto de facturación aún pequeño, es creciente la investigación y fabricación de automóviles que combinan la propulsión de combustible con motores eléctricos, vehículos exclusivamente eléctricos enchufables, híbridos que pueden recargarse en la red domiciliaria o la combinación con otros combustibles.
Por ejemplo, el modelo Prius de Toyota ha superado los dos millones de autos híbridos vendidos en Japón y los 500.000 en Europa, con un sistema que recarga una batería mientras funciona a combustible. Una computadora interna elige cuando cambiar la fuente de energía.
El modelo Volt de Chevrolet, enchufable, es propulsado por una batería eléctrica que se carga con el motor de combustible al llegar cierto nivel. Nissan, Honda y Volswagen tienen sus propias estrategias también.
Tanto PSA Peugeot Citroën como Mercedes Benz apuestan al uso del hidrógeno, material en el que nuestro país cuenta con una planta experimental en Pico Truncado, Santa Cruz.
El desafío que presentan estos nuevos modelos es la conjunción de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I). No habiéndose alcanzado un estándar único, las mejoras en productos pueden ser rápidamente adoptadas.
Está claro que distintas piezas sufrirán obligatoriamente reformas para optimizar el consumo: motores, sistemas de encendido, transmisión, aire acondicionado, etcétera. A su vez los nuevos modelos requerirán nuevo software, que haga posible combinar los distintos sistemas de propulsión.
Argentina puede llegar a ser un líder mundial en el diseño y fabricación de baterías de iones de litio, considerando los importantes yacimientos de este mineral que posee. Asimismo, en los últimos años se ha logrado un interesante avance en software, que también se exporta.
El reto de prepararnos para los cambios irreversibles que marcan las tendencias mundiales de la industria y los condicionamientos ambientales puede ser la clave para generar una industria de alto valor agregado en segmentos especializados de vanguardia en tecnología.
Aquellos opinólogos que sólo observan el saldo intrasectorial del rubro descuidan aspectos y potencialidades de una industria intensiva en mano de obra y decisiva en nuestro comercio exterior, sobre la cual se trabaja activamente.