Durante la década de los noventa, la integración de mercados a través del Mercosur se esperaba que atrajera inversiones ante la ampliación del mercado. En el sector automotriz esto sucedió, pero de manera desigual: Argentina y Brasil habían acordado igualar los estímulos a las inversiones.
Sin embargo, ciertos estados brasileños -principalmente del nordeste- dieron una serie de incentivos a la radicación de fábricas en sus territorios, tales como reducción del costo energético, cesión del espacio físico, subsidio a la contratación de personal. El desbalance que se produjo en la elección del lugar de asentamiento de las automotrices fue evidente.
En esta última década, sin embargo, Argentina observa una expansión impresionante de la actividad. No sólo las cifras de consumo interno y exportación son destacables: la producción de un millón de unidades no está muy lejos de ser alcanzada.
Por caso, a agosto de 2013 el total de producción era de 536.367 uniadades, y se había exportado un 24 % más que los primeros ocho meses de 2012, al alcanzarse las 296.328 vendidas al exterior.
Con la existencia de 11 terminales, el país muestra un sector automotriz que genera el 9% del valor bruto de la producción industrial del país, que se encuentra a la vanguardia tecnológica del mundo y a su vez dinamiza a distintos sectores conexos.
En un claro sentido del rumbo adoptado, en junio pasado la ministra de Industria, Débora Giorgi, expresó: “El mercado argentino es para el que produzca en Argentina”
En ese sentido, el 18 de septiembre la firma japonesa Toyota anunció inversiones por valor de 800 millones de dólares para ampliar su planta de Zárate, provincia de Buenos Aires. Toyota fue la misma empresa que, a partir del tsunami que afectó varias de sus plantas en Japón en 2011, decidió priorizar a Argentina como plataforma de exportación regional.
Las inversiones anunciadas generarán un aumento de producción del 50 % y la creación de mil puestos de trabajo directos e indirectos. Las obras comprenden una nueva planta de autopartes, una nueva línea de pinturas y la instalación de una subestación eléctrica.
La automotriz nipona no es la única que apuesta por el país: desde Argentina se lanzarán cinco modelos de manera exclusiva en los próximos años: serán los de Mercedes-Benz, Volkswagen, Toyota, General Motors y Ford.
En el marco del Plan de Integración de Autopartes Nacionales, el Ministerio de Industria informó en agosto el avance en sustitución de importación de componentes del sistema eléctrico-electrónico, tales como antenas, lámparas y luces, faros y baterías.
En baterías se ha avanzado hasta el grado en que dos terminales reemplazaron piezas importadas por un monto de $ 11 millones. En el futuro, y a medida que las baterías de ion-litio sean más demandadas para los vehículos híbridos, Argentina puede especializarse en su producción, ya que cuenta con importantes yacimientos de litio en el norte argentino.
Es importante resaltar que a partir de junio de 2013 el Mercosur se encuentra en una situación de libre comercio en el sector, ante la finalización del régimen que establecía topes al intercambio, el “flex”.
El mercado argentino y brasileño, en conjunto, representan el sexto productor mundial de automóviles y el cuarto mercado, aunque todavía tienen margen para crecer: en 2012 ambos países importaron de extrazona un poco más de 35 mil millones de dólares en autopartes.
También existe una oportunidad de diversificar las exportaciones hacia Sudamérica. Tal como distintos estudios lo señalan, entre 2000 y 2012 algunos países de la región tuvieron altos desempeños en el patentamiento de vehículos: Perú lideró el ranking con una tasa media anual del 24,2 %, Ecuador fue el segundo con el 16,6 % y le siguió Colombia con el 15%.
Asimismo, profundizar la especialización en los nuevos nichos de mercado que se abren al existir modelos más amigables con el medio ambiente, es una oportunidad que puede brindar grandes réditos en el futuro.
Justamente los cambios tecnológicos del sector a nivel mundial están imponiendo nuevos sistemas de administración inteligente del consumo de energía o de la propulsión a través de diversas fuentes, o sistemas de conectividad y navegación con acceso a Internet. Todos estos desarrollos abren un espacio para la producción de software, un sector en el que el país ha venido creciendo fuertemente.
Específicamente en el sector automotriz, Argentina es reconocida por la calidad de su mano de obra, lo cual también es un elemento sumamente valorado en el sector automotriz. El sector, que contaba con 39.735 empleos directos en 2003, con remuneración promedio de $1.646, alcanzó los 89.705 empleos en 2012 y un nivel salarial promedio de $11.443.
Si bien se presentan desafíos en cuanto a la integración nacional del sector, sobre las cuales se está trabajando, el potencial de expansión es sumamente positivo y la confianza de firmas internacionales a través de la realización de inversiones muestran que el camino elegido es el correcto.
Ante el discurso que habla de la pérdida de la competitividad de nuestro país, o del creciente déficit en el sector autopartista, los constantes anuncios de nuevas inversiones muestran que sólo el trabajo continuo y persistente permitirá avanzar en el camino de la sustitución de importaciones y la expansión de las exportaciones de alto valor agregado.