¿Iván Petrella?

Horacio Minotti

Mauricio Macri definió que quien encabezará la lista de candidatos a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires, para las elecciones del 27 de octubre próximo, será Iván Petrella. ¿Quién es el candidato bendito por el jefe de gobierno? Se trata de un licenciado en Relaciones Internacionales, que además ha realizado un posgrado en Teología y cuenta con un PhD (un doctorado en el sistema académico anglosajón), en la Universidad de Harvard sobre filosofía, religión y derecho.

Petrella claramente escapa a ciertas tradiciones de la política. No es un armador territorial, es decir, no tiene grupos de gente que lo siguen en los barrios a cambio de un contrato, una porción de él, o la esperanza de obtenerlo. Tampoco es un especialista en “rosca”, es decir, no cumple el rol de quien cierra acuerdos subrepticios internos o con otras fuerzas políticas. Por fin, Petrella no es un “cajero”, no recauda para nadie.

Los políticos “profesionales” critican severamente su designación, porque se trata de una persona que “no sabe nada de política” y que “no tiene votos”. Y resulta más que probable que ambas cosas, en su pobre lógica, sean ciertas. El seleccionado por Macri posiblemente no sepa nada respecto de liderar gente que casi no tiene idea de por qué hace lo que hace, ni tampoco es propietario de sufragios. En realidad Petrella es un profesional, que bien podría vivir de cualquier otra cosa que no fuese la actividad política, a diferencia de los políticos “profesionales”. Eso lo hace un personaje diferente, proveniente de una dimensión desconocida, desconcertante para sus críticos.

Suele escribir Petrella, en este medio y varios otros, y debo confesar, disiento con sus asertos en un 50%, al menos. Pero no puedo negar que en todos los casos el ahora candidato afirma con fundamentos, escribe con soltura y explica con buena pluma. Todo por lo cual, resulta mucho más productivo debatir ideas y elaborar un proyecto de país con alguien con el que el cambio de opiniones resulte enriquecedor. Y de la lectura de los textos de Petrella surge claro que sus fundamentos otorgan esa posibilidad.

Debo decir, por las dudas, que ni siquiera conozco personalmente a don Petrella. Pero lo que es claro es que no se trata de un mamarracho de los que abundan, que venden poseer votos. Los políticos no son propietarios de votos, eso es una mentira. La gente vota lo que quiere. Y aun cuando sigan a tal o cual dirigente en pos de unos morlacos, en el cuarto oscuro votan a su gusto. La experiencias de “dueños territoriales” perdiendo elecciones en los espacios físicos que dicen ser de su propiedad son reiteradas, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires y en los últimos tiempos.

No es celebrable, eso sí, el modo en que todos los partidos eligen a sus candidatos. Sería interesante, deseable y, por cierto, democrático que se convoque a elecciones internas y se abra, sinceramente, sin represalias posteriores, la sana competencia interna, que es hoy una utopía en todos y cada uno de los partidos. Pero más allá del modo, festejo la nominación de Petrella. Configura un claro desafío de Macri a ciertos modos de hacer política que se agotan, en un proceso que se hace, además, vertiginoso. El jefe político del PRO, tal vez por una capacidad de lectura política de mediano plazo, que casi nadie más parece tener, o que al menos no demuestra en los hechos, ha desafiado al pasado y apostado a un futuro cuya inminencia es mucho mayor de lo que la clase política cree.

El mundo del pensamiento no puede otra cosa que imponerse, sea en el corto o el mediano plazo. De ese mundo surgen las propuestas para la acción, y nada impide tampoco que la misma persona que elabora una idea esté en capacidad de ejecutarla. Eso es un mito ridículo, que han erigido quienes no están capacitados para la elaboración de ideas de modo de darse algún tipo de valor. Petrella candidato a legislador es una buena iniciativa de Macri, interesante desde todo punto de vista, innovadora y desafiante, un resuello para los que creemos que trabajar, perfeccionarse y pensar es el único modo de encontrar un futuro.