El pasado 6 de junio en la ciudad de Córdoba la Fundación Pensar oficializó su desembarco en la provincia que ocupa el lugar central en el mapa de nuestro país. De esta manera ya llegamos a 17 de los 24 distritos. El evento se encuadra en el trabajo que se hace desde la Red Federal, cuya tarea es actuar como canal de participación de los cuadros técnicos de todo el país para la elaboración de las propuestas federales para la presidencia de Mauricio Macri en 2015. Es el vínculo para el intercambio de ideas con otros actores, ya sean partidarios o no, provenientes del sector académico, del privado, el público o del tercer sector.
En un escenario siempre cambiante y entendiendo la urgencia de renovar los actores y las formas de la política, una herramienta como la Fundación Pensar resulta fundamental. Permite articular la tarea de los candidatos y los principales actores de cada lugar del país y a la vez mantener una relación equidistante entre el partido y las necesidades de la gente.
De esa manera el PRO parte con una ventaja comparativa significativa ante los otros espacios que se oponen al kirchnerismo. No busca oponerse por el mero hecho de hacerlo: no somos cómplices ante las grandes defraudaciones del oficialismo pero tampoco nos cuesta reconocer aciertos en el otro o errores propios. Estamos convencidos de que en los últimos 10 años han sido innumerables las oportunidades perdidas y las condiciones desaprovechadas.
Así se entiende la importancia de armar equipos y propuestas. Divulgarlas, hacerlas públicas, discutir, consensuar, llegar a un acuerdo común. Estudiando lo que pasa hoy pero más aún preparándonos para lo que viene. Porque la gente está cansada de la improvisación. De decir una cosa y hacer otra.
De defender algo hoy y lo contrario el día siguiente. De que importe mucho más la construcción de un relato cada vez más endeble que las cosas que afectan la vida real de la gente, día a día. De que las preocupaciones de los más altos funcionarios nacionales pasen por cuestiones que no están en la agenda de la gente. En fin, de un país sin rumbo en donde quienes deberían ocuparse de solucionar los problemas cotidianos de todos y presentar su visión de futuro parecen estar más pendientes del rating de un programa de televisión.
Las soluciones no van a llegar si están siempre los mismos. No hay más lugar para líderes mesiánicos y omnipresentes. La ciudadanía ya lo está entendiendo. Y empezamos a ver que cada vez más gente (de todos los ámbitos) se involucra y busca participar. Para cumplir con lo que la gente nos demanda tenemos que capacitarnos y estar dispuestos a dar el debate por lo que creemos. Sólo así estaremos a la altura para hacer de este el país que nos merecemos.
Nosotros estamos entusiasmados de poder seguir creciendo y construyendo ese camino. Especialmente porque es lo que la gente nos pide.