Por: Jesús Cariglino
Sabor a nada. Eso fue lo que dejó el último discurso de la Presidente de la Nación. La única verdad, insoslayable, es que el Fiscal Alberto Nisman se encuentra muerto. Las causas de su muerte, siguen siendo un enigma. Para la Presidente, pareciera que todo empieza y termina con la firma del Memorándum con Irán. Que dicho sea de paso, volvió a reivindicar. Ni un paso atrás. Ella nunca se equivoca ni toma decisiones erradas. Eso queda para los demás. Nunca mas presente la famosa frase de Luis XIV, “el Estado soy yo”.
Durante su exposición, ensayó todo tipo de explicaciones para explicar lo inexplicable. Sin embargo, omitió referirse a lo que todos los ciudadanos estabamos esperando se refiriera. Nada dijo de las escuchas que todos ya hemos conocido a estas alturas, que vinculaban a D’Elía con Parrili, antes Secretario Legal y Técnico y hoy a cargo de la Secretaría de Inteligencia de la Nación. No explicó porque D’Elía, siempre en primera fila en todos los actos del Gobierno, daba y/o recibía instrucciones de Yussuf Khalil en temas referidos justamente a este famoso pacto.
No explico por qué Esteche concurría a la Casa Rosada a negociar con Jefatura de Gobierno y el ¿espía? Bogado su situación procesal. Tampoco cómo es que se utilizan barras bravas para llenar actos políticos, ni de dónde sale el dinero que se les da para que asistan. No creo que D’Elía sea un hombre de fortuna ni tampoco tan generoso. En suma, los temas que todos estamos ávidos que alguien nos los explique, y que nadie del gobierno explica.
No nos alcanza a los 40 millones de argentinos que nos digan que la denuncia del Fiscal Nisman es un disparate. Tampoco nos satisface ni alcanza que nos digan que la grave situación institucional que atraviesa el país hoy, es responsabilidad de una Secretaría de Inteligencia a la que hay que disolver en un plazo perentorio de 90 días; tras haber gobernado 12 años ininterrupidamente, y de haber manejado dicho organismo a voluntad. Pura casualidad, como todo lo que le sucede en este Gobierno.
A escasos meses de dejar el poder, recién advierten que esta Secretaría “es peligrosa” para el país y llena de manzanas podridas. Lo grave de este descubrimiento es que quienes manejaban y tenían la mayor responsabilidad sobre este organismo son las personas de mayor confianza de la Presidente de la Nación. Luego, los argentinos nos merecemos que alguien nos explique como es que nadie se dio cuenta de nada durante estos 12 años. O de lo contrario, porque no se hizo nada durante todo ese tiempo y se esperó a que concluyera su gobierno para denunciarlo.
Honestamente, estamos cansados de la teoría del complot. Ni jueces ni fiscales son los responsables de lo que sucede.Tampoco los medios tienen responsabilidad ni en la muerte del Fiscal Nisman ni en el manejo de la SI. Si como dijo la Presidente todo empieza y acaba en el Memorándum con Irán, le cabe a ella la máxima responsabilidad de dicho acuerdo; y por ende, le cabe también a ella dar las explicaciones, que hasta la fecha no dio.