Por: Joan Cwaik
En las últimas décadas, han sido tantos y tan variados los cambios tecnológicos y sus implicancias socioculturales que resulta fundamental repensar y analizar las consecuencias económicas y políticas que están teniendo en nuestras vidas laborales y las superestructuras de gran escala que están afectando.
Las tecnologías disruptivas son técnicas informáticas y paradigmas digitales de un enorme alcance que trascienden lo cotidiano e impactan directamente en varios ejes de nuestras vidas. Van a modificar drástica y progresivamente la forma en la cual nos comunicamos, producimos, generamos, trabajamos y nos relacionamos entre los hombres y con las máquinas. Son tecnologías que a corto plazo tienen proyección a golpear y cruzar nuestras vidas cotidianas directa o indirectamente. Para mencionar algunas, en este gran paraguas se encuentran la inteligencia artificial, la robótica, la impresión 3D, las divisas criptográficas y los vehículos autónomos. Todas tecnologías con dos grandes similitudes: un enorme alcance en el mundo entrepreneur y una significativa oportunidad-amenaza a modelos de negocios hoy multimillonarios (como la manufactura en serie, las pasarelas de pago y los procesos mecánico-industriales, para mencionar algunos).
En relación con el mundo emprendedor local, en varios países de la región se están elaborando ecosistemas de apoyo, networking y ayuda a los emprendedores y los empresarios que no existían hace unos años (corporativos, académicos y gubernamentales). Es un momento de transición importante que en un mediano plazo nos permitirá denominar una industria respetable, en donde empresas, gobiernos, ONG, aceleradoras, entidades bancarias y universidades sigan siendo la clave para lograr el éxito de los emprendedores en el país. Aunque debemos considerar que las dificultades -especialmente económico-políticas- no son menores, sobre todo en países como el nuestro, donde realidades como la inflación monetaria, la regulación de divisa extranjera y la falta de certeza económico-política son realidades que tenemos que afrontar a diario a nivel laboral.
Las alternativas son muy amplias a la hora de pensar -o mejor dicho, repensar- nuevos modelos de negocios e innovar prácticamente a nivel corporativo. Haciendo cruces con tecnologías como los drones (vehículos aéreos no tripulados), los autos autónomos o la impresión 3D, combinadas con paradigmas digitales como IoT (Internet of Things), Gamnification, Big Data o el open source nos brinda la posibilidad de repensar áreas de negocios. Varios startups y compañías tecnológicas de diferentes industrias están capitalizando las oportunidades de este punto de inflexión sociocultural que estamos viviendo: modelos de negocios cuyo núcleo de valor son técnicas disruptivas como la impresión 3D -en cuanto a la democratización de la producción-, la realidad virtual -en la generación y el consumo de contenidos- o las divisas criptográficas -en cuanto a modelos económicos alternos y más transparentes-.
Siguiendo la ley de la disrupción, la tecnología avanza a ritmos exponenciales e irrumpe en varios ejes de nuestras vidas más que nunca. Por detrás, se encuentran los cambios sociales, económicos y políticos. Como emprendedores, partícipes y ciudadanos de este mundo globalizado e interconectado tenemos como propósito disminuir esta brecha y aprovecharla para crear nuevos modelos de negocio y mejoras en nuestro bienestar social.
Aprovechemos y consideremos la tecnología críticamente, entendiendo sus alcances y sus limitaciones; no luchemos contra lo inevitable y tratemos, como bien dice mi padre, de no tapar el sol con la mano.