Por: Juan Gasalla
El Banco Central lleva comprados unos u$s500 millones en el mercado mayorista desde que empezó el año, pero las reservas internacionales retrocedieron más de u$s4.000 millones desde el cierre de diciembre de 2012, a un ritmo de u$s1.000 millones por mes, casi cuatro veces el promedio mensual de 2012 y el doble de 2011.
Hoy ascienden a u$s39.104 millones, con una caída de u$s4.186 millones o 9,7%, su nivel más bajo en seis años. Así, en cuatro meses y medio los activos perdieron más que los u$s3.086 millones de todo 2012 (un promedio de u$s257,2 millones por mes). Y de mantener este volumen de caída en 2013, también podrían duplicar los u$s5.814 millones que restaron en 2011 (u$s484,5 de promedio mensual).
La creciente fuga de capitales fue un motivo de peso de la merma de 2011, que presionó al Gobierno a restringir la venta de divisas extranjeras a partir del 31 de octubre de ese año. El balance cambiario arrojó en 2011 un rojo de u$s21.504 millones (ingresos por u$s12.651 millones contra salida de u$s34.155 millones), un 90% más que los u$s11.410 millones de 2010. Hay que destacar que desde 2010 se comenzaron a utilizar reservas para cancelar deuda: ese año fueron u$s6.400 millones y en el siguiente, 9.500 millones de dólares.
En el escenario de 2012 la fuga de capitales recortó a 3.404 millones de dólares. Por ese motivo, fue la atención de vencimientos de capital e intereses en moneda extranjera del Gobierno con organismos internacionales y tenedores privados, que totalizó unos u$s9.300 millones el año pasado, el origen de la pérdida.
En 2013 actúa un abanico de factores que en conjunto impactan en las reservas: pago de deuda, salida de depósitos en dólares (que se contabilizan como activos del BCRA), demanda de dólares para turismo en el exterior y el crecimiento de las importaciones, en contraste a una retracción de exportaciones (principal generador de divisas) y una disminución del ingreso de turistas extranjeros, la cancelación de créditos privados en el exterior y la ausencia de financiamiento público en el mercado internacional, entre otros aspectos.
No puede soslayarse que a partir de la reforma de la Carta Orgánica del BCRA, la entidad que preside Mercedes Marcó del Pont contribuye a financiar el déficit fiscal, que aumenta en mayor proporción que la recaudación. Además de los desembolsos para la deuda, la entidad monetaria fondea al Gobierno con la transferencia de utilidades y adelantos transitorios, que se traducen en un aumento de la base monetaria y una excesiva liquidez en pesos. Este balance debilitado explica el salto del dólar paralelo, que superó los 10 pesos la semana pasada.
Más pesos, menos dólares
A partir de noviembre de 2011, cuando arrancó el “cepo” cambiario, dejó de estar cubierta la base monetaria con reservas líquidas al tipo de cambio oficial. En la medida que ese descubierto se amplió, también aumentó el dólar libre. Si bien es un argumento teórico monetarista, tiene inocultables consecuencias prácticas.
Un dato que preocupa es que dentro del activo del BCRA las reservas internacionales representan la mitad del haber en títulos públicos, letras del Tesoro, pases con el sistema financiero y adelantos transitorios, entre otros ítems que no son líquidos. Al último 30 de abril las reservas ascendían a $204.933.596.000 (u$s39.532 millones al tipo de cambio mayorista de $5,184) frente a los otros títulos (la mayoría, papeles emitidos por el Gobierno) que sumaban a $390.858.788.000 o 75.397 millones de dólares.
En el primer trimestre del año se añadió otro obstáculo para la acumulación de reservas: las liquidaciones de exportaciones del agro fueron menores debido a las bajas existencias de trigo, después de una campaña afectada por la sequía. A esta altura del año, esa relación se equilibró gracias a la cosecha gruesa de soja: el monto liquidado desde el 2 de enero de 2013 hasta el 10 de mayo suma u$s8.065 millones, apenas 0,3% menos que lo ingresado en el mismo lapso de 2012.
Pero en la medida que ingresan los dólares del complejo cerealero y oleaginoso, otro escollo asoma y vuelve a comprometer al activo del Central: los próximos vencimientos de deuda en moneda extranjera. Por ello, el proyecto de ley para crear un bono, un certificado y un pagaré en dólares para blanquear capitales fuera del sistema financiero fue una salida urgida por la fiebre del dólar “blue” y la sangría de reservas del BCRA.
Sin contabilizar un eventual pago derivado del inminente fallo en Nueva York en la causa iniciada por los holdouts contra el país, en lo que resta del año quedan importantes vencimientos que cumplir, que alejan más el objetivo de sumar dólares a las arcas del Banco Central este año. Son unos u$s4.700 millones, hoy un 12% del total de activos líquidos de la entidad.