Por: Juan Gasalla
En los últimos dos meses las acciones argentinas acusaron el impacto del embate oficial contra el dólar paralelo y sus precios ya son estimados como muy atractivos y tentadores para correr el riesgo de incursionar en la renta variable. Si observamos el desempeño del índice Merval, éste avanzó 17,3% medido en pesos (desde los 2.854 puntos del cierre de 2012 a los actuales 3.348 enteros), pero cayó un 6% en dólares, sin que los balances empresarios ni la actividad económica en general justifiquen esta pérdida de valor.
Esto se explica por la evolución del dólar financiero o “contado con liquidación”, utilizado para valuar los activos locales en divisa extranjera, que aumentó en el transcurso del año desde $6,81 a 8,48 pesos. Con este parámetro, si se traduce la puntuación del Merval en divisa dura, el índice retrocedió de los 419 puntos del 28 de diciembre a los actuales 394 puntos. En el mismo período, el dólar “blue” ganó un 25,6%, hasta los $8,58 del cierre del lunes.
El retroceso del “blue”, forzado por la liquidación del 20% de los bonos en dólares en poder de la Anses, impactó en el valor de estos activos y en las acciones, particularmente las financieras, por la tenencia de títulos públicos en cartera de los bancos. El 8 de mayo último, cuando el dólar libre alcanzó su récord del año en $10,45, el Merval alcanzaba también su máximo anual, en 4.066 puntos. Dividido este registro por los $9,36 del “contado con liqui” en esa fecha, la puntuación del Merval fue de 434 puntos, aún por encima de los actuales 394 enteros. Para entender la baja valuación de los activos argentinos, basta confrontarla con los máximos en dólares del Merval: 913 puntos el 20 de enero de 2011 y 896 puntos el 1 de junio de 1992.
Al observar la relación precio-ganancia promedio de los títulos argentinos se advierte que las valuaciones locales continúan en pisos históricos. El price to earnings permite determinar si una acción o un mercado están baratos o caros según la cantidad de años que se necesita conservar un activo para recuperar la inversión inicial. Según un estudio de Javier Frachi, Master en Finanzas de la Universidad Di Tella, el Merval refleja que en promedio se precisan acumular 2,3 años de ganancias de una acción para cubrir el valor del título en el momento de haber sido adquirido, cuando esa comparación en 2010 era de seis años. Ese promedio es mucho mayor en otros mercados: Chile (19 años), EEUU (18,3 años), España (16), Japón (15,3), Brasil (15), Reino Unido (14), Alemania (12,3) o China (7). Afuera hay que esperar mucho más tiempo para recuperar lo invertido.
Es evidente que las valuaciones locales están comprometidas por el alto grado de desconfianza de los inversores sobre la salud futura del mercado, con las recurrentes modificaciones de reglas por parte de un Gobierno que en estos días estudia gravar la renta financiera. En el mismo sentido, los volúmenes operados en acciones están en su piso desde el establecimiento de las restricciones cambiarias a fines de 2011 y no contabilizan ni u$s10 millones diarios. No es casual que la cantidad de activos en dólares del sector privado argentino no financiero en el exterior, es decir la “fuga de capitales”, haya aumentado desde esa fecha. Un informe de la consultora Management & Fit refirió que las empresas y hogares poseen en el extranjero o fuera del sistema financiero activos por u$s202.561 millones, equivalentes a 46% del PBI, con un incremento de u$s12.720 millones a lo largo del último año.
Sin embargo, predominan los analistas que encuentran sólidos factores alcistas en la plaza accionaria. Por un lado, sigue el empuje positivo de Wall Street, que si bien puede estar más cerca de su techo este año, con una ganancia acumulada de 16%, demuestra que la actividad económica en los EEUU mantiene la tendencia positiva que se inició hace 4 años. También refuerza la oportunidad de compra para las acciones líderes la apuesta de agentes financieros por un probable revés electoral del oficialismo en los comicios legislativos de octubre, que de pie al comienzo de un cambio de ciclo político, con esperables consecuencias en las directrices económicas.
Un fallo muy desfavorable de la Corte de Apelaciones de Nueva York en la demanda entablada por los “holdouts” podría llegar a minar en parte esta previsión de ganancias para los papeles argentinos, pero la lentitud que manifiesta la aceptación del Cedin para blanquear capitales respalda la teoría de un aumento de la presión alcista para el dólar informal hacia fin de año, cuyo recorrido también copiarán las acciones.