Por: Juan Gasalla
De todos los precios de bienes y servicios de la economía local, el del dólar es uno de los que tiene más férreo control oficial. En términos de competitividad cambiaria la divisa norteamericana siguió entre 2008 y 2011 –luego de la disputa entre el Gobierno y las entidades del agro- un proceso de pérdida de valor en el ámbito local por el avance de la inflación. El “cepo” impuso una barrera contra la fuga hacia la divisa, pero no corrigió el atraso cambiario.
A partir del año pasado comenzó a cambiar la relación en fuerzas en esa pulseada entre el dólar y la inflación. El billete verde, que venía rezagado, aumentó más que el promedio de los precios. El dólar en el mercado mayorista, donde interviene el Banco Central con operaciones de compraventa para fijar precios, acumuló un alza del 55,1% en el último año, desde los $5,158 (16 de abril de 2013) a los actuales 8,0025 pesos. Este movimiento se profundizó a partir de noviembre último, con la llegada de Juan Carlos Fábrega a la presidencia del Banco Central, en reemplazo de Mercedes Marcó del Pont, y tuvo un punto de inflexión con la abrupta devaluación del peso entre el 21 y el 23 de enero de este año, que encareció de golpe al dólar en un 18 por ciento.
Ese 18% es la diferencia que el dólar oficial le sacó a la inflación estimada en los últimos 12 meses, si se toma en cuenta el 37,3% acumulado según el “índice Congreso”, difundido por legisladores de la oposición en base a estudios de consultoras privadas y de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires.
En cambio, al analizar el avance del dólar “blue” en el último año, éste muestra una clara desaceleración, al ganar sólo un 22,5% desde mediados de abril de 2012 ($8,52) a los $10,44 de hoy. La divisa en el mercado paralelo había aumentado 44% en 2012 y 47% en 2013, contra una inflación acumulada de 25,6 y 28,4 por ciento, respectivamente, según el “índice Congreso”.
La referencia del dólar informal es válida en tanto refleja con más fidelidad que el oficial la presión inflacionaria. Su precio está menos intervenido por el Gobierno, que actúa sobre esta plaza de manera indirecta, con la compra o venta de títulos públicos en dólares y, más cerca en el tiempo, con la apertura parcial de la venta de divisas para atesoramiento a personas físicas.
Así, si se observa el último año, del dólar oficial aventajó a la inflación, y ésta al dólar “blue”. Incluso, si se toma en cuenta sólo el 2014, el dólar oficial aumentó un 22,6% y el dólar libre apenas un 4 por ciento. Entre enero y marzo la inflación oficial fue de 10% según el nuevo IPC Nacional, y de 12,6% según el índice Congreso.
Sin embargo, el panorama es el inverso si se extiende la comparación, desde enero de 2012 hasta hoy: el dólar informal subió 120,7% (desde $4,73 a $10,44), el dólar oficial sumó 86,1% (desde $4,30 a $8,0025 en el mayorista) y la inflación Congreso acumuló 81,6 por ciento. Esto significa que el dólar oficial no hizo más que ajustarse a la inflación de los últimos dos años y apenas si igualó el nivel de competitividad cambiaria de fines de 2011, cuando se estableció el “cepo” y se advirtió un atraso relativo en el precio de la divisa.
Si dólar e inflación tienden a converger en algún punto relativamente cercano, por ejemplo a dos años vista, puede inferirse que la cotización del oficial todavía tiene margen para subir por encima de una inflación que es la más elevada en 12 años.