Por: Juan Gasalla
La Argentina persevera en su aislamiento. El debate se reduce a un futuro ajuste fiscal, el peso del Impuesto a las Ganancias o la eventual devaluación, con un tono de campaña electoral cada vez más definido. Desde el exterior, sin embargo, los datos económicos y financieros dan una serie de señales más significativas para entender cómo puede evolucionar la coyuntura local y gravitar en las políticas económicas de la próxima administración.
El viernes se conoció que en los EEUU se desaceleró la creación de puestos de trabajo en marzo, indicador que en la visión de los analistas podría confirmar una debilidad en el crecimiento económico. En esa línea, un razonamiento lógico avala la posibilidad de un aplazamiento del esperado incremento de tasas de interés de la Reserva Federal que, de iniciarse, sería de todos modos muy gradual.
La tasa de desempleo norteamericano continúa en un aceptable 5,5%, el nivel más bajo en seis años y medio, aunque parte de este estatus se debe a que más gente decidió retirarse del mercado laboral ante la dificultad de encontrar un puesto. No obstante, la tasa de empleo en los EEUU, es decir la proporción de estadounidenses en edad de trabajar que están empleados o buscan trabajo, se mantiene en un alto 62,7% de la población, cuando en la Argentina es apenas del 42,1 por ciento.
En todo caso, la apreciación pronunciada del dólar frente a otras divisas observada desde mediados de 2014 puede ser un limitante para la expansión económica en los EEUU, debido a que se abaratan los productos importados en detrimento de la producción norteamericana. Es prematuro anticipar que las divisas internacionales dejarán de devaluarse frente al dólar en los meses próximos, aunque precios de materias primas fundamentales para la Argentina, como la soja que exporta y la energía que importa, dieron muestras de sondear zonas de “resistencia”.
El barril de petróleo de Texas que se negocia en Nueva York y es referencia internacional marcó este año un “doble piso” de precios, en torno a los 44 dólares, el 28 de enero y el 17 de marzo, para acomodarse ligeramente debajo de los 50 dólares. Esta cotización es prácticamente la mitad que la de hace un año, pero muestra signos de estabilizarse en dicho rango. En cuanto a la soja, el “doble piso” apareció el 2 de febrero y el 17 de marzo, en torno a los u$s350 por tonelada. En las últimas dos semanas la oleaginosa rebotó hasta superar levemente los u$s360 por tonelada, una cotización 23% inferior a la de un año atrás.
Influencia de Brasil
Lo que sucede en Brasil gravita tarde o temprano en la Argentina. Y la economía brasileña creció sólo 0,1% en 2014 y se espera una contracción de 1% este año. Varios índices navegan en zona negativa este año, como la producción industrial, que cayó 4,5% en el primer bimestre del año frente al mismo período de 2014, el peor resultado desde enero del 2010. El estancamiento brasileño complicó a la actividad fabril, que ya en 2014 descendió 3,2% frente a 2013, la performance anual más baja desde 2009. La producción de acero cedió 2,2% interanual en el primer bimestre, así el consumo regresó a los niveles de 2007, según proyecciones del Instituto Acero Brasil.
En el primer trimestre de 2015, la venta de vehículos en Brasil se desplomó 17% respecto del año pasado. En ese ítem impacta el ajuste fiscal que emprendió el gobierno de Dilma Rousseff, al suspender los descuentos tributarios que concedía como estímulo al sector. Sin embargo, en marzo asomó un resultado menos desalentador, pues la caída de ventas fue tan solo de 2,5% interanual, y un 26,2% superior a la de febrero.
Un análisis similar permite la balanza comercial brasileña. En el primer trimestre acumuló un déficit de u$s5.557 millones, pero en marzo tuvo un saldo positivo de u$s458 millones, producto, seguramente, de la fuerte devaluación del real que mejoró el perfil exportador por una licuación de costos domésticos. En 2014, Brasil registró el primer déficit comercial en 14 años, con un saldo negativo de 3.930 millones de dólares.
En las últimas jornadas el real brasileño mostró una recuperación, mientras que las castigadas acciones de Petrobras avanzaron un 35% en tres semanas, desde su valor más bajo en 12 años. El real, que se llegó a negociar a 3,31 unidades por dólar, se opera ahora a 3,13. La petrolera estatal, cuya cotización bursátil sufrió por el escándalo de corrupción y decepcionantes balances, firmó un importante acuerdo de financiamiento con el Banco de Desarrollo de China que fue advertido por los traders como un voto de confianza en el futuro de la empresa más grande de América Latina.
La sustancial mejora de Petrobras llevó al índice Bovespa de San Pablo a su mayor nivel desde el 28 de noviembre. También su repunte es un aval para el progreso del índice Merval de Buenos Aires, pues la petrolera brasileña es desde abril la compañía de mayor ponderación del panel líder, con un 22,6%, por encima de las argentinas YPF (19,3%) y Grupo Galicia (11,6%).
Es decir, a falta de noticias positivas para la Argentina, bueno es que aflojen las malas. La estabilización del dólar y la persistencia de tasas deprimidas en el mundo quitan a la Argentina presiones devaluatorias y mantienen vivo el interés inversor por los títulos públicos argentinos, con elevadas rentabilidades frente a sus pares del exterior. A la vez, dejan abierta la posibilidad de acceder a crédito externo una vez que se resuelva el litigio con los holdouts.
Si los granos detienen su caída, aún con cosechas récord en Sudamérica, y el barril de petróleo no supera los 50 dólares, el flujo de divisas al país se vuelve menos acuciante, en un 2015 con importantes vencimientos de deuda en dólares. También aporta tranquilidad que Brasil, principal socio comercial de la Argentina, deje de devaluar su moneda y redoble esfuerzos por acotar su proceso recesivo.