Las mujeres, excluidas del debate

Marcela Durrieu

A pesar de la expectativa que había generado, muchos nos quedamos con el sabor amargo de habernos encontrado con un debate pobre, sin propuestas ni respuestas, limitado a la repetición de slogans del estilo: Scioli es Cristina vs Macri es el ajuste.

Ambos candidatos priorizaron temas a los que no se habían referido  hasta que Sergio Massa los incluyó en la agenda pública, pero ninguno de los dos explicó cómo ni con quienes ejecutarlos; es decir, se trató de puro marketing político en un debate del que todos esperábamos más.

En los debates importa lo que se dice, porque compromete a los candidatos frente a la ciudadanía, pero también lo que se omite. Las mujeres y sus problemas estuvieron doblemente invisibilizados.

Por un lado, no hubo ninguna periodista en la presentación.

Por el otro, y a pesar de que las cuestiones de género estaban expresamente mencionadas entre los temas a debatir, ningún candidato profundizó en la materia.

De parte de Daniel Scioli se escuchó un genérico compromiso “personal e institucional en defensa de la mujer” (sic) y la aseveración de que “el Ni una menos no es una consigna, tiene que ser un compromiso de toda la sociedad y yo estoy dispuesto”, para después cambiar de tema. Claro que cuando los problemas son de toda la sociedad no son de nadie, y el Ni una menos requiere de un Estado que implemente políticas públicas concretas para dejar de ser una consigna.

En el caso de Mauricio Macri, éste se atribuyó como propios los refugios para víctimas de trata impulsados por las Ministras de la Corte Suprema de Justicia la Nación, y dejó en evidencia que tampoco tiene mucho para aportar ni para comprometerse.

Los problemas de las mujeres son transversales a todos los bloques temáticos, porque no somos una minoría en boga, ni un ítem a señalar entre el medio ambiente y la educación. 

En el bloque de “Desarrollo económico y humano” no mencionaron las contribuciones económicas de las mujeres, ni el desempleo femenino que duplica al de los varones y, al hablar de los jóvenes, olvidaron que el 74% de los “ni-ni” son mujeres, mencionando un “jóvenes” genérico que no discrimina que se requieren soluciones diferentes porque tienen causas diferentes. No se mencionó ni la mortalidad materna que no baja, ni los 500.000 abortos anuales -cuando el 12% de la mortalidad materna en nuestro país es producto de abortos por embarazos no deseados en adolescentes-, ni de los embarazos adolescentes en madres generalmente vulnerables que dejan la escuela y reproducen la pobreza estructural en sus hijos.

En “Educación e infancia”, una buena noticia: ambos se comprometieron a implementar jardines maternales…tal como Massa propuso en su momento.

En “Seguridad y derechos humanos”, entre el narcotráfico y las fuerzas de seguridad, se olvidaron de que a las mujeres nos matan en nuestras casas y no dedicaron ni un renglón a los femicidios en aumento ni a las víctimas de trata.

Para terminar, en el bloque de “Fortalecimiento democrático” ninguno mencionó  la creación de una nueva institucionalidad que promueva una democracia paritaria en la que la igualdad entre hombres y mujeres deje de ser letra muerta en leyes que no se cumplen como la ley de Violencia, la de parto humanizado o la de educación Sexual Integral. Tampoco incluyeron la recuperación de áreas de gobierno degradadas, como el Consejo Nacional de la Mujer, ni la necesidad de transversalizar la perspectiva de género  desde los más altos niveles del Estado  en la totalidad de las políticas públicas, ni la participación en el Poder Judicial cumpliendo con el decreto que promueve la incorporación de mujeres en la Corte, y tampoco  la representación paritaria en todos los cuerpos legislativos.

En resumen, un debate en el que estuvimos ausentes y ratifica nuestra opción: responder al mandato de nuestros votantes impulsando las propuestas que formaron parte de nuestra plataforma electoral.