Por: Marcos Leonetti
“La obsesión por la inflación es errónea y conduce a una política monetaria que mina el crecimiento económico”, dice Ha-Joon Chang, uno de los economistas heterodoxos más renombrados internacionalmente. Claro, son conclusiones a las que arriba desde la experiencia por parte de una receta de crecimiento para pasar de un país subdesarrollado a ser uno industrializado.
Para rematar con la cita, dice que “la obcecación por la hipervigilancia contra la inflación tiene costes significativos al nivel de vida y los resultados económicos (en lo que se refiere a la actividad industrial, el empleo y el crecimiento económico)”. El Banco Mundial realizó estudios en 127 países que relacionan a la inflación con el crecimiento económico y los concluye asegurando que tasas de inflación por debajo del 20% no son significativas desde el punto de vista empírico para el crecimiento a largo plazo.
Más allá de estas apreciaciones que dan para debatir, Argentina hoy atraviesa por siete años de inflación que comenzó por debajo del 10% anual para instalarse cerca del 20%. Creo que la inflación a nivel nacional está ubicada en un valor en torno a las inflaciones provinciales de San Luis, Santa Fe y Córdoba, todas inconexas con intereses que pudieran favorecer indirectamente al gobierno nacional. Ese es el índice que tiene aceptación entre los economistas de La Economía Online. En febrero tendremos nuevamente el termómetro a estrenar, que medirá el índice de precios al consumidor nacional urbano (IPC-Nu), con todas las mejoras que se le puede exigir al índice; elaborado con rigurosos estándares internacionales y la aprobación del FMI.
Como primer gran logro del IPC-Nu, se destaca que desinflará las expectativas inflacionarias que hoy están desatadas propio de un Estado de indefinición por razones de público conocimiento. Pero por supuesto que un nuevo índice no reduce la inflación a su mínima expresión. Para ello, se espera que se trabaje sobre los formadores de precios que, en el caso de los principales elementos del índice, se encuentra en la cadena de intermediación, la distribución y comercialización de los alimentos. Guillermo Moreno actuaba sobre el final de la cadena, los hiper y supermercados. Hoy se sabe que Axel Kicillof irá por la cadena de distribución y comercialización completa. De punta a punta.
Los acuerdos de precios, aunque en forma incipiente por ahora, continuarán su labor hasta construir mayores consensos. Pero ¿con eso alcanza? Las inversiones son una respuesta trascendente a esta incógnita. Que aumente la oferta de los principales componentes de la infraestructura de la actividad económica, tanto sea la energía y medios de transporte como los trenes por ejemplo, es una condición sine qua non.
Se está yendo en ese sentido. Se está avanzando tanto con Rusia como con China en inversiones destinadas a la construcción de megarepresas hidroeléctricas (Chihuidos I, N. Kirchner y J. Cepernic). Los préstamos de la empresa china SEMEC para el Belgrano Cargas también abonan este requerimiento. Para esto, las condiciones de repago deben ser las más convenientes para el tomador (Argentina).
Más allá de lo expuesto, la inflación es un elemento de los análisis de coyuntura que tienen su peso relativo, pero que como árbol nos puede tapar el bosque acerca de las grandes definiciones que como país nos debemos. Concretamente, la estructura de la matriz productiva nacional. Hacia dónde avanzamos como proyecto colectivo. Estableciendo agenda a mediano y largo plazo sobre la cual transitar a través de políticas de Estado que trasciendan administraciones gubernamentales de turno. Demasiado foco en lo coyuntural como es la inflación o la cotización del dólar ilegal (blue), nos aleja en el trazado estratégico nacional. Por supuesto que si miramos nuestra historia reciente, en los últimos 60 años se hizo mucho para que esto se invierta y el corto plazo sea el único plazo al cual atender, para que las grandes proposiciones en lo estructural sólo queden en una lejana retórica.
Cabe afirmar que también es cierto que en estos últimos años la inflación está entre las más bajas de la serie histórica de la argentina reciente. Hoy que nos estamos encausando luego de la mayor crisis argentina reciente, estamos otra vez ante el punto de inflexión que nos exige una toma de decisión que no nos deje atrapados en lo coyuntural. A la inflación hay que atenderla, pero tengamos en cuenta que mientras asumamos las cuestiones de fondo, a la coyuntura le daremos sólo el lugar que se merece.